El 18 de febrero, los gallegos estamos llamados una vez más a las urnas. Pero en esta campaña puede darse un hecho que para muchos pasará inadvertido, pero no tanto para los que llevamos unas cuantas campañas electorales a las espaldas trabajando por medio mundo.
Lo lógico en una campaña normal es que el castillo a asaltar, y, por tanto, el objeto principal de los ataques sea el Gobierno y su presidente. Pero esta no va a ser una campaña normal, y en gran parte porque a todos los actores de la misma les interesa asaltar el castillo nacionalista, debido a su crecimiento en los últimos años.
El BNG, gracias a su candidata, es la única opción que parece tener una tendencia al alza clara en las encuestas. Por el contrario, el PP sufre un desgaste que, si bien por ahora es suficiente para mantener la mayoría absoluta, evidencia que podría haber cierta posibilidad real de cambio y que la campaña podría apretar mucho el resultado final. Conforme la campaña avance, y si las encuestas siguen reforzando estas tendencias cruzadas de un PP que baja y un BNG que sube, será inevitable que los ataques que ya se venían sucediendo contra la imagen de Ana Pontón se incrementen, y esa será una señal palmaria de que la candidata nacionalista va ganando enteros.
Los socialistas gallegos, con nuevo candidato, tendrán complicado colocar un mensaje que no se pise con el discurso de una Ana Pontón que se ha erigido durante este tiempo como líder efectiva de la oposición y la imagen de alternativa real al PP. De nuevo las encuestas reforzarán esta percepción, por lo que cada vez que los socialistas hablen de cambio útil estarán entrando en el frame (marco discursivo) de los nacionalistas y reforzando la motivación de voto de estos. Buscando la diferenciación dentro de la propuesta de cambio, intentarán poner adjetivos como «cambio seguro» para legitimarse en un marco que considero, ya tienen perdido de antemano.
Por ello creo que a populares y a socialistas, e incluso a los sumaristas, les interesará una campaña en clave estatal, ya que los populares se aprovecharán de la debilidad socialista por culpa de la amnistía, y los socialistas tendrán más fácil colocar su discurso sin entrar en el marco del BNG. El problema para ellos será: ¿pueden crecer en votos dada esa debilidad? Por lo que a ellos también les vendrá bien cualquier estrategia de ataque a la candidata nacionalista.
Al final, podría darse la paradoja de que entre todos le hagan la campaña a Ana Pontón. ¡Qué cosas tienen las campañas!