Quién roba mi futuro
Hace ahora once años que tuve que emigrar a Suiza para poder pagar mis deudas y procurar un futuro mejor para mis hijos. Si una cosa se fue resolviendo con el paso de los años y muchísimo sacrificio y trabajo, la otra vino por si sola, con mucho amor y cariño. Y es ahora cuando empiezo a ver un futuro esperanzador, que me da fuerzas para seguir adelante, para ir acumulando años de cotización para poder disfrutar de mi jubilación, que está a la vuelta de la esquina.
Sin embargo, tengo una extraña sensación, se está encendiendo una lucecita de que algo no va bien o está a punto de romperse, como un chivato en el salpicadero del coche de que algo no funciona. Esas decisiones políticas que se están tomando en España no son para avanzar como pueblo, de ciudadanos iguales con los mismos derechos y obligaciones, donde las oportunidades para norteños, sureños o isleños se escriban sobre el mismo papel y los intereses de cada pueblo converjan en un fin común de estabilidad, prosperidad y amistad.
Me duele leer y escuchar las noticias que vienen de España y ver que se está hipotecando mi futuro en mi tierra; que quizá no podré volver, que a lo mejor tenga que tomar la decisión de jubilarme en otro país, y que no podré disfrutar del mar y la tierra que me vio crecer, y mis hijos y mis nietos no podrán disfrutar de ese maravilloso trocito de tierra que es Galicia.
Espero y deseo que esté equivocado, que mi mente esté jugando con mis sentimientos y esté errado en mis predicciones, pero el futuro en España está muy comprometido para nosotros y para nuestros hijos por unas decisiones de unos gobernantes egocéntricos. Óscar Freiría Rey.
Ojo, puede venir una «motosierra»
Es difícil ser indiferente ante esta situación (que recuerda a la República) de «buenos y malos», «blanco o negro», «conmigo o contra mí»; es decir, un país dividido en bandos, frentes y bloques, al parecer irreconciliables. No me gusta nada, solo merece repulsa.
Mientras solo escenifican una grotesca lucha por el poder, no hablan de regular la inmigración (Europa está envejecida), de las nuevas tecnologías, del depredador turismo de masas, de acabar con los okupas, de la falta de atención a la salud mental y las enfermedades raras, del gravísimo y urgente problema de la vivienda, etcétera. Tampoco se hace pedagogía suficiente sobre el cambio climático y la forma de combatirlo.
Todo ello, al parecer, no les importa a nuestros dirigentes (deben pensar que las espadas solo pinchan para abajo): por ejemplo, en Cataluña nadie habla del agua, que la van a tener que llevar en barcos, no les merece ni una palabra, ni un minuto de su tiempo.
Y para terminar: si la situación socioeconómica empeora para una gran parte de la población, la democracia queda en un segundo plano y, claro, puede venir una motosierra. No se trata de colores: esto no va por buen camino. Es peligroso. Ojo. José García Cortijo. Ferrol.
Abandono de la red viaria en Lugo
Produce vergüenza y enojo comprobar el estado en el que se encuentran las carreteras de la provincia de Lugo, tanto las dependientes del Ministerio de Fomento como, sobre todo, las que dependen de la Diputación. Nunca antes habían estado en semejante estado de abandono, con numerosísimos baches, irregularidad del firme y señalización en muchos casos ilegible. Todo ello compromete la seguridad vial, provoca averías en los vehículos, afecta negativamente al confort de la conducción y da una imagen de atraso y tercermundismo. Parece mentira que la red vial pública padezca esta situación, teniendo en cuenta que el reparar baches y limpiar señales no debería suponer un coste excesivo. Da la impresión que los responsables del mantenimiento de la red viaria o no se enteran o les tiene sin cuidado el problema. Sería preferible no gastar dinero proveniente de los impuestos en campañas publicitarias y corregir las deficiencias. Leopoldo López Rosés.
Agradecimiento
Recientemente he padecido el episodio más horrible y temido por cualquier madre, el fallecimiento de mi único hijo por un infarto en Doha (Catar). El desconsuelo y la perplejidad de toda la familia, padres, viuda e hijas fueron tremendos. El único alivio con el que mitigar el inconsolable dolor fue el afecto que le profesaban sus incondicionales amigos de todas las nacionalidades y el cuidado y amor recibido de todos ellos. Fue un alivio también el apoyo de su empresa, Ooredoo, y el cariño de sus compañeros. Por último, agradecer el generoso ofrecimiento y la inestimable ayuda de la embajada española en Catar, con la que la comunidad española en este país se puede sentir muy arropada. Ángeles García Portela. Oleiros.