El aceite es un alimento importante que no debe ser descartado del menú habitual ni siquiera cuando hacemos una dieta para perder peso, pues sus propiedades nutricionales, avaladas científicamente, resultan esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo. De todos ellos, el aceite de oliva, en sus múltiples presentaciones, es el más interesante por su contenido en ácidos grasos saludables.
De manera general, en la composición química de los aceites vegetales destaca la presencia de vitaminas (A, D y E, especialmente) y una combinación de ácidos grasos típicos de cada vegetal (monoinsaturados y poliinsaturados, considerados beneficiosos para el correcto funcionamiento del cuerpo). Es recomendable que el aceite de oliva se consuma cada día (una cucharada). Lea bien la etiqueta para saber lo que compra. Su composición y sistema de procesado viene indicada en ella por imperativo legal. Fíjese especialmente en la fecha de caducidad.
Algunos estudios señalan que el consumo regular de aceite de oliva virgen podría ayudar a reducir los niveles de presión arterial en hipertensos. El mecanismo de acción se basaría en que estos pacientes presentan alteraciones en la estructura y composición lipídica de la membrana de sus glóbulos rojos. Este aceite en concreto modificaría la situación a nivel celular, reduciendo los valores de hipertensión y mejorando el funcionamiento del aparato circulatorio de los afectados.