Genocidio, holocausto

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

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30 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

No son días fáciles para la humanidad, aunque, en realidad ¿cuándo lo son? Este sábado se conmemoró el día internacional en memoria de las víctimas del holocausto, un recordatorio sobre uno de los episodios más negros y vergonzosos de toda nuestra historia. Se escogió esta fecha porque, el 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas liberaron a los supervivientes que todavía se encontraban en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Más de seis millones de judíos y otras personas por razón de su raza, como los gitanos; su orientación sexual, como los homosexuales o su ideología política, como los comunistas, fueron asesinados por el régimen nazi al objeto de «purificar» la sociedad de los elementos indeseables. Desgraciadamente, no han sido los únicos genocidios de la historia contemporánea. El imperio otomano fue el primero del siglo XX al iniciar en 1915 el exterminio de entre 600.000 y 2.000.000 armenios. Pero, hubo muchos más, como la propia URSS cuya intervención en Ucrania entre 1932 y 1934 dio lugar al holodomor o gran hambruna por la que murieron dos millones de personas, o entre 1975 y 1979 en Camboya, cuyo régimen de los Jemeres Rojos eliminó, al menos, millón y medio de personas o en Irak, cuando en la década de los ochenta el Gobierno de Sadam Huseín masacró a más de 200.000 kurdos. Las cifras son apabullantes. Las tragedias individuales inenarrables.

Coincide este recordatorio con la orden de la Corte Internacional de Justicia a Israel para que tome todas las medidas posibles para prevenir el genocidio en Gaza, sin haberse pronunciado sobre si, en realidad este ha tenido lugar. La muerte estimada de más de 25.000 personas, resultado de la intervención militar israelí en Gaza es una tragedia y una nueva vergüenza para el ser humano. Sin embargo, cabe preguntarse si, además del Gobierno de Netanyahu, la responsabilidad no debe ser compartida por Hamás por haberlo provocado y por permitir que su población sufra este horror en lugar de entregar a sus milicianos y liberar a los rehenes, y, por supuesto, de los vecinos Egipto, Jordania, Líbano, Siria y Arabia Saudí por no aceptar que los civiles palestinos salgan de la ratonera y encuentren refugio en sus territorios. Pero, claro todos tienen motivos por los que es preferible sacrificar a muchos inocentes que parar esta masacre.