Cómo consigue el feo un puesto de trabajo
OPINIÓN

Todo lo que es creído existe. Partamos de esta base, que nos da a entender que no importa tanto cómo seamos sino cómo nos veamos. Porque ese soy feo no es más que una construcción mental. Oscar Wilde decía que la verdad no era más que la última mentira considerada verdadera, lo que quiere decir que la verdad y la realidad no son más que lo que yo creo que es verdad. Si acudo a una entrevista de trabajo sintiéndome perdedor, ya sea por mi físico o cualquier otro handicap, acabaré perdiendo, porque terminaré comportándome de manera que me conduzca al descarte: evitando mirar a los ojos, sentándome de manera tímida, ocultando mis defectos. Como no es posible no comunicar —así lo aseguraba Paul Watzlawick—, a través de nuestro lenguaje corporal acabaremos comunicando que no somos la persona adecuada para el puesto. Es decir, autocumpliendo nuestra propia profecía. Una persona que teme el rechazo, además, suele caer en el error estratégico inconsciente de protegerse por adelantado de él, evitando dar lo mejor de sí mismo. Si lo doy todo y me rechazan, no podría soportarlo ?intuye. Así que decide quedarse a medias, para protegerse. Y entonces acude a la entrevista de trabajo a la defensiva, con un aspecto desaliñado, sin cuidar hasta el último detalle de su currículum, etcétera.
¿Cuál es la solución? En terapia breve estratégica contamos con una técnica que ayuda a crear una realidad distinta, pese a nuestro autoconcepto. Se trata de la técnica del «como si», basada en la estratagema oriental de crear de la nada, que consiste en actuar como si fuésemos la persona idónea para el puesto, comportándonos como lo haría alguien que se siente atractivo, interesante, elegante, o adecuado. Una persona que se siente atractiva se acicala y perfuma, porque siente que merece la pena hacerlo. Una persona que se siente válida repasa su currículo hasta que tiene la mejor versión posible. Una persona que se siente adecuada se sienta ante el entrevistador mirándolo a los ojos y sonriendo, en una postura erguida, transmitiendo seguridad, tranquilidad, equilibrio y confianza. ¿Cómo me comportaría yo si me sintiese a la altura de este puesto? Esta es la clave. Porque lo que hacemos determina lo que creemos y lo que transmitimos. Un aforismo de Sikorsky es muy revelador en este sentido: Según las leyes de la aerodinámica, el escarabajo no debería poder volar. Pero como el escarabajo no lo sabe, vuela.
Para volar como el escarabajo, podemos apoyarnos internamente en otras cualidades, seguramente ignoradas: nuestra simpatía, discreción, conocimientos… pero hemos de comportarnos (y volar), finalmente, como si fuésemos el todo atractivo más adecuado para el puesto. No olvidemos, por otro lado, que el guapo puede tener un mal día y autocumplir sus propias y particulares profecías. Si hay algo que observa constantemente un psicoterapeuta, es que nadie, sea cual sea su aspecto, está libre de sentirse indeseable. Toda convicción es una cárcel. Pero como la realidad es moldeable, somos siempre artífices de nuestro propio destino.