Las naranjas son una de las principales frutas de mesa y se consumen por una gran parte de la población debido a su sabor y propiedades refrescantes. Además, presentan un tamaño adecuado para el consumo individual y es posible llevarlas a todas partes y tomarlas en cualquier momento del día.
Botánicamente pertenecen a la familia de las rutáceas, en la que se incluyen más de 1.600 especies. La naranja es el fruto de un árbol (naranjo dulce) del género Citrus que incluye varias especies con frutos comestibles. El naranjo dulce Citrus sinensis es el más cultivado.
A nivel nutricional destaca su alto contenido en agua y vitamina C. También contiene ácido fólico, minerales (potasio, magnesio y calcio, entre otros), betacarotenos (antioxidantes que aportan su color típico), ácidos (málico, oxálico, tartárico y cítrico, que potencia la actividad de la vitamina C) y fibra. Su valor energético es bajo, por lo que no afecta al peso.
Entre sus propiedades subrayaría que la provitamina A es esencial para la visión y el sistema inmunológico, la piel, el cabello, las mucosas y los huesos, mientras que el ácido fólico, que también contiene, mejora el funcionamiento del sistema inmunológico. La vitamina C aumenta la absorción de hierro, por lo que suele recomendarse en casos de anemia ferropénica y la fibra soluble favorece el tránsito intestinal. De esa manera, el aporte de vitamina C, flavonoides y betacarotenos con función antioxidante reducen los radicales libres al tiempo que el potasio, vitamina C y carotenoides constituyen una buena alternativa para reponer los minerales y el líquido perdidos tras realizar actividad física. Su elevado contenido en agua, potasio y ácido cítrico proporcionan efecto diurético.
La aportación de una alta cantidad de vitamina C resulta interesante en situaciones en las que existe déficit de dicha vitamina como son el tabaquismo, el alcoholismo o la toma de ciertos medicamentos. Se recomienda su consumo habitual en invierno y cuando se presentan cambios de estación para mejorar las defensas y reducir el padecimiento de catarros o infecciones.