Hay días que dan para escribir un libro. Con más motivo, si uno se llama Pedro Sánchez y coincide que está de cumpleaños. Técnicamente, el hombre celebra uno de cada cuatro, pero con la que está cayendo, más que soplar las velas, las habrá resoplado. Antes de la presunta tarta con 13 velas, Pedro recibe en palacio a las campeonas de fútbol. Ellas le han regalado una camiseta. Bonito detalle, pero da igual la talla: no le va a llegar la camiseta al cuerpo. No hay más que verlo para saber que el hombre está haciendo de tripas corazón. Quién sabe si Pedro no estará empezando a asumir que ninguna racha es eterna. Muy profesional, intenta abstraerse de esos problemas domésticos llamados Ábalos, llamados Koldo, llamados Puigdemont, llamados éramos pocos y parió el Tribunal Supremo. Él intenta llevarlo lo mejor que puede, incluso se permite una tímida sonrisa. Ya se sabe que la corrupción va por dentro. Perdón; ya se sabe que la procesión va por dentro.