El cobarde

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

David Borrat | EFE

10 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En los días previos a la celebración del referendo ilegal del 1 de octubre de 2017 en Cataluña, el entonces presidente del Gobierno autonómico mostraba reiteradamente su apoyo a los alcaldes implicados en el proceso para que no se amilanaran ante las amenazas del Estado español.

El presidente Puigdemont les expresaba su incondicional y firme apoyo. Pero, una vez celebrado el referendo y cuando los engranajes de la máquina legal se pusieron en marcha, el valeroso líder —el Gran Timonel, como diría Mao Tse Tung— huyó de Barcelona escondido como una gallina en el maletero de un automóvil.

Dos años después de esta espantada el abogado y político opositor ruso Aleksei Navalni era envenenado por el Gobierno de su país con un agente nervioso llamado Novichok y salía en avión para Alemania con su vida pendiente de un hilo.

Pasados seis meses y a pesar de las advertencias sobre el riesgo que corría, regresó a Rusia, donde fue detenido y encarcelado de inmediato. Aun desde la cárcel, continuó denunciando la corrupción del Gobierno de Vladimir Putin, hasta que el pasado 16 de febrero fue comunicada su muerte en la prisión de máxima seguridad del círculo polar ártico conocida como Lobo Polar.

El 13 de enero de 2012 el capitán Francesco Schettino abandonó el trasatlántico Costa Concordia, que se estaba hundiendo frente a la costa italiana, con todo el pasaje todavía a bordo. Escapó como un conejo, pero hoy cumple condena de 16 años de cárcel.

A Carles Puigdemont, los catalanes lo esperan con entusiasmo.