Día de san Pedro mártir, esperando el golpe de efecto

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

OPINIÓN

Pedro Sánchez, en una imagen de archivo.
Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. Johanna Geron | REUTERS

29 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los caprichos del santoral han querido que las más de cien horas de reflexión que se ha tomado Pedro Sánchez para decidir si dimite o sigue al frente del PSOE acaben en la jornada dedicada a san Pedro mártir. La coincidencia ha valido sobre todo para los memes de los más críticos, pero no anticipan en absoluto la decisión final del líder socialista, que mantiene el silencio más absoluto desde que rompió el tablero político a las 19.06 del pasado miércoles a través de las redes sociales.

La incertidumbre ha ido creciendo a medida que se acerca el fin del ultimátum que él mismo se dio. Los críticos se aferran a datos como la reserva hecha de la residencia de Las Marismillas, en Doñana, para pasar el puente de mayo que en Madrid va de miércoles a lunes. Los más devotos confían en que la aclamación que todos los dirigentes del partido, menos Lambán, han hecho del presidente, así como la presencia en las calles de varios miles de simpatizantes baste para que Pedro Sánchez reconsidere su postura y siga al frente del Gobierno. Críticos y apologetas coinciden en que, tome la decisión que tome, no pueden quedar dudas. Los primeros exigen explicaciones rotundas. Los segundos auguran «un golpe de mano» que evidencie el genio táctico del líder socialista. El problema para ese toque mágico es hacia donde dirigirlo. La reputación internacional de Pedro Sánchez, de la que tanto presumía, ha quedado especialmente tocada. «Drama king», le rebautizó con ironía el poco sospechoso de pertenecer la fachosfera The Economist. La sombra de la corrupción sobre el círculo más cercano del presidente es una losa difícil de levantar en el mundo de la gran política internacional.

No sé si Pedro Sánchez habrá releído su Manual de resistencia para inspirarse, pero la situación es compleja. Con una compleja debilidad parlamentaria, preso de las exigencias de los separatistas, con los Presupuestos ni esbozados, atacando a los jueces, a los periodistas y a todos aquellos que se sitúan del otro lado del muro que él mismo prometió levantar en el Congreso se hace difícil aminorar la tensión política y la polarización que se registra en España. Su futuro político no se resolverá subiéndose otra vez al Peugeot, si aún lo tiene. Si, como pregona, no hay nada que esconder, luz y taquígrafos. Es la mejor manera de desterrar las dudas.