Eurovisión como contienda política

Antonio Obregón García MIEMBRO DE LA CÁTEDRA SANTALUCÍA DE ANALYTICS FOR EDUCATION, EN LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS

OPINIÓN

Leonhard Foeger | REUTERS

11 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La presencia de Israel en la presente edición del Festival de Eurovisión ha avivado la atención sobre el concurso. Si bien su naturaleza es esencialmente artística, Eurovisión ha alcanzado una formidable relevancia en el orden social, hasta el punto de convertir en cuestión de trascendencia internacional la presencia de un determinado país en el evento. Recordemos a este respecto el hecho de que, hace dos años, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, alardeó, al inicio de la guerra entre Ucrania y Rusia, de la expulsión de esta de Eurovisión, como grave medida sancionadora contra el invasor, cuando aún apenas se habían adoptado otras decisiones de envergadura. Cabe preguntarse entonces por qué un programa de televisión de índole cultural se ha resignificado como fenómeno político que agita las conciencias y es objeto de estudio científico.

En gran medida, el alcance político-social del Festival obedece a su condición de contienda entre distintos países, que rivalizan por la obtención de una victoria que puede implicar, además de prestigio, capacidad de transmisión masiva de mensajes y, entre otros aspectos favorables, ventajas económicas. Todas estas circunstancias hacen que se despierte un interés político en la participación —y victoria— en Eurovisión por parte de cada nación, que supera al mero aliciente comunicacional de las corporaciones de televisión intervinientes. En este sentido, Eurovisión se ha convertido en un instrumento de lo que se viene en denominar diplomacia cultural.

De otro lado, la condición competitiva del festival proporciona un elevadísimo número de datos, puesto que, probablemente, es la elección más grande del mundo para un cargo no político. Las votaciones con que finaliza el festival, junto con otros datos ligados al concurso (número de participantes, idioma de las canciones, orden de intervención, y un largo etcétera multiplicado por el número elevado de ediciones), permiten abordar distintos aspectos relevantes del concurso. La entidad adquirida por Eurovisión como fuente de datos estudiados analíticamente ha sido el factor principal del desarrollo espectacular en el terreno académico de las investigaciones que gravitan sobre él. Y, entre ellos, sobresalen los que examinan los patrones de voto de los jurados y del público, fundamentalmente los que pueden responder a criterios políticos.

El análisis de la votación a Israel en esta edición va a ser, sin duda, desde esta perspectiva, un extraordinario elemento para comprender mejor la disputa política que encierra Eurovisión.