Guerra y memoria

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

Alaa Al Sukhni | REUTERS

18 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Se ha hablado mucho esta semana de los muertos en la Franja de Gaza. Los únicos datos procedían de Hamás y cada día resultaban menos coherentes. En diciembre, por ejemplo, publicaron que habían muerto 8.000 niños y 6.200 mujeres de un total de 18.396 fallecidos, lo que significaba que los restantes eran 4.196 hombres. Pero a la vez, en los hospitales habían muerto 5.577 varones. Un lío que tenía mucho que ver, supongo, con el tipo de guerra. No solo se trata de una guerra principalmente urbana y, por tanto, con tasas de bajas civiles mucho más altas, sino que, cuantas más se produzcan, más favorecen a los palestinos en la estrategia que han planteado. Sabedores de que no pueden derrotar a Israel con las armas, parece obvio que pretendían la presión internacional sobre Israel y que la están consiguiendo. Las muertes de civiles —especialmente de mujeres y niños— sirven muy bien a ese propósito y, de alguna manera, las buscan y exageran para conseguirlo. En otro caso, esta guerra no hubiera comenzado con las salvajadas iniciales a las que los israelíes tenían que responder, ni se estaría desarrollando con los de Hamás en los túneles y los ciudadanos a la intemperie, justo lo contrario de lo que estamos acostumbrados a ver en las guerras urbanas: los civiles en los búnkeres y los soldados en la calle.

Ayer, el Ejército israelí estimó en unas 30.000 las bajas palestinas: 14.000 terroristas y 16.000 civiles. Sigue siendo una barbaridad, aunque según ellos esa proporción de «bajas colaterales» en una guerra urbana es menor de lo habitual. No sé. La ONU ha rebajado a la mitad sus cifras de mujeres y niños caídos. Pero las cifras hinchadas permanecerán en la memoria de la gente.