El fango

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

Chema Moya | EFE

21 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucho se habla estos últimos tiempos del fango, que en su definición académica consiste en el lodo glutinoso que se forma generalmente con los sedimentos térreos en los sitios donde hay agua detenida.

Decía Humberto Eco que un exceso de información produce ruido del que poco sentido se puede extraer, no siendo el que cada cual extraiga en función de las premisas previas establecidas por la ideología de cada cual. Es verdad que la vida política está enfangada por un exceso de información que alimenta eso que llaman la polarización. La tradicional prensa escrita, donde habitualmente había tres o cuatro periódicos generalistas inspirados en los intereses e ideologías de cada uno de ellos, hoy se ha visto multiplicada al infinito por un aumento de tabloides y canales digitales de opinión donde sobrevivir pasa por alimentar constantemente con noticias y argumentos (no siempre ciertos ni objetivos) cada una de las ideologías existentes. Una opinión genera una catarata de opiniones en las redes, que, a su vez, generan más hilos de respuestas digitales y así sucesivamente, hasta producir un ruido cansino en el que ya no se sabe quién lo empezó ni en base a qué.

Todo el ruido producido para llenar de contenidos tantos medios lleva inevitablemente a enfangar la opinión pública de falsas noticias, opiniones, argumentos, insultos, bulos, medias verdades y medias mentiras a la carta para consumo de las diferentes tribus ideológicas que pastan en la escena política y que, lejos de informar, lo que hacen es encabronar. Cada vez hay más gente que pasa de malinformarse porque el fango informativo es tan espeso que empacha. Conviene que la clase política se serene y dejen de estar todo el día pendientes de lo que dice el otro para descargar tanta munición acumulada en los fangos.