«Manca finezza»

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

Mariscal | EFE

01 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Se atribuye al político italiano Giulio Andreotti, siete veces presidente del consejo de ministros y líder de la Democracia Cristiana, que, preguntado por nuestra clase dirigente en una visita a la España de la Transición, respondió que faltaba elegancia, finura, contestando con la frase que definió nuestro pasado democrático: «Manca finezza».

Otra lectura de la frase histórica está referida a la impresión que el entonces líder de la oposición y futuro presidente del Gobierno español, Felipe González, le causó al presidente italiano Fanfani durante la visita del primero al Quirinal en 1978, que sorprendió a este último por su atuendo de traje campesino de pana y camisa de cuadros. No pudo reprimir Fanfani un manca finezza, pronunciado ante la prensa que cubría el viaje.

Y si non è vero è ben trovato, y la frase lapidaria sobrevivió a los cuarenta años de nuestra «joven democracia»; y hoy, cuando hemos bajado el nivel de nuestra clase política hasta límites insospechados, cuando hemos expulsado a las élites de la gestión pública, cuando incluso olvidamos y desconocemos los viejos principios de El Príncipe de Maquiavelo y los cambiamos por un vale todo adornado con improperios, eslóganes de propaganda banal, por mentiras falaces o reinterpretaciones primarias, y suprimimos las normas de la cortesía deseable en un parlamentarismo de salón por un albañal, necesitaríamos un manca finezza para cerrar cualquiera de los debates que se producen en las cámaras.

Hemos consolidado, instaurado, las refriegas parlamentarias, y adoptado el insulto como argumento. Rehabilitamos el viejo adagio machadiano que señalaba que «de diez cabezas, nueve embisten y una piensa».

Y si para muestra solo se necesita un botón, hemos escuchado cómo una vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, creyendo haber cerrado el micrófono, mandó a la mierda al líder de la oposición, Núñez Feijoo, desde el banco azul mientras se celebraba un pleno en el Congreso de los Diputados.

Los franceses resolvieron el problema de la cualificación de cuadros en la dirigencia política creando en 1945 la ENA, la Escuela Nacional de Administración, que sucedió al primer Instituto de Estudios Políticos (Sciences Po), que formó a centenares de ministros y actualmente a los seis CEO de las principales empresas francesas.

Somos lo que somos, volvemos a vernos reflejados en los grabados de Goya que no han perdido actualidad con el paso del tiempo.

Todo es escasamente sutil, y nos están acostumbrando a esta forma soez y vulgar de interpretar la política cuando manca más finezza que nunca.