Lo dice una compañera en la Redacción en voz alta y tiene toda la razón: «Nos extinguimos». Lo afirma con esa rotundidad al estar resumiendo dos noticias que se han cruzado en nuestras pantallas en cuestión de segundos. Por un lado, la influencer que anunció que iba a usar un pañal para no perderse ni un segundo del concierto de su amada Taylor Swift. Y por el otro, el programa de la plataforma Max Naked Attraction (Atracción desnuda), en la que los participantes se citan y seducen al estilo de La isla de las tentaciones, pero con el único reclamo de su cuerpo desnudos. Lo van enseñando por partes, ellas y ellos, con las caras tapadas. Muy sutil todo. Las redes y los medios han ardido con ambas apuestas: la del pañal y la del programa. La chica que dio el paso del pañal contó que cumplió su amenaza y publicó otro vídeo en el que comentó lo bien que le fue. Recibió todo tipo de críticas, algunas muy sensatas. «Si no puedes estar cuatro horas sin ir al baño igual deberías ir al médico». También le han escrito pidiéndole la marca de pañales para adultos que utilizó con ganas de convertirse en una nueva asistente al concierto de Taylor Swift infantilizada en clara regresión de su edad.
En cuanto al programa de atracciones desnudas, de momento no sucede nada a pesar de la tormenta de críticas por la descarada utilización del sexismo. La descripción de la presentadora, Marta Flich, de las partes íntimas de los concursantes es de lo más criticado. No es para menos. Lean: «¿Qué te parece si les digo a las chicas que te intenten seducir con los pechos?». O cuando le suelta a una soltera: «¿Te gustan grandes, más pequeñas, manejables, más gordas...?», mientras el candidato está con los genitales al aire. Muy edificante. Muy biblioteca de Alejandría. Muy venimos de Grecia y de Roma. Cómo se nota el poso que los clásicos han dejado en nosotros. El espacio que pretende retransmitir una playa nudista pasada de vueltas se ha estrenado con éxito en países como Italia, Alemania, Suecia o Reino Unido, donde lleva incluso varias temporadas. Ya se han publicado novelas y se han hecho series, ficción de momento, sobre programas en los que los participantes se van matando unos a otros. Han arrasado en audiencia. Menos mal que en la fase violenta solo estamos consumiéndolos como ficción. Pero quién sabe. ¿Llegaremos a ver quién es el que tira la primera piedra? No lo duden. En el siglo de la inteligencia artificial estamos viendo que la inteligencia natural brilla por su ausencia. No hay cerebros. No hay rostros. En el programa de atracciones desnudas solo somos un escaparate de carne. Me temo que mi compañera no está muy lejos de la verdad cuando dice que nos extinguimos. El planeta Tierra dejará de girar. O más correcto: nosotros somos la especie más dañina de este mundo y seremos nosotros los que terminaremos por cargárnoslo. Cuando llegue la extinción, solo espero que me pille leyendo a Gil de Biedma y cambiando en sus versos morir por vivir para hacerlo como dice él: «Y morir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia».