Hace unos días, la ciudad de Barcelona acogió la primera «concentración antipajarista» de España. Los seguidores de Los pájaros no existen, que así se hacen llamar, defienden que los pájaros fueron sustituidos por drones con cámaras espía que fumigan a la población, y las aves reales fueron aniquiladas entre 1959 y 1971 por el Gobierno de EE.UU.La idea surgió de un joven norteamericano que, en una manifestación contra Trump en el 2017, creó un cartel con el lema Birds aren't real. En enero del 2022 dio su primera entrevista, donde reveló el movimiento como satírico. Poco después, en mayo del mismo año, explicó la verdadera naturaleza del movimiento: «Se trata de tomar el concepto de desinformación e intentar construir un pequeño espacio seguro para reunirnos dentro de él, en lugar de asustarse por ello», declaró.
«Los pájaros nos fumigan», «AVE (Aparato Volador de Espionaje)», «Nos están vigilando», etcétera, formaban parte de las pancartas exhibidas en Barcelona. No os dejéis engañar por su pequeño tamaño. Todos los pájaros son drones creados con el fin de vigilarnos. ¡Basta de mentiras! ¡Exigimos la verdad! Les parecerá increíble, pero traten de utilizar solo la parte extrema del lado derecho del cerebro.
Quiero suponer que los asistentes a la manifestación de la Ciudad Condal estaban de broma, pero a mí esto no me hace ninguna gracia. En primer lugar, porque mi hermano, José Guitián, lleva cuarenta años diciendo que es ecólogo de aves y me niego a aceptar ahora que se trata de un agente de la CIA.
Tampoco acepto que un dron dirigido con forma de gaviota deposite sus excrementos sobre mi coche con un olor y una textura próximos a la perfección; y, finalmente, me niego a creer que la película de Hitchcock Los pájaros, de 1963, esté rodada con drones que acosan a Tippi Hedren.
Sobre que haya cientos de miles de personas que se crean la historia, en su mayoría de ultraderecha, me parece normal. Como dice el libro La ultraderecha española, «en caso de existir un pensamiento profundo ultraderechista debe ser lo más parecido al vacío». Mejor no rellenar ese espacio.
Cuestión aparte es la llamada derecha, cuyo logo no sé si es una gaviota, un charrán o un dron: «Es parecido, pero no es exactamente una gaviota» porque «la gaviota es un ave carroñera y que vuela bajo y el charrán es un ave marina que vuela alto, no come basura. Nosotros no debemos meternos en la basura», ha declarado su creador. Esperemos a ver que opina la Urraca de Chámberí porque si esperan por el Picapeixe de Os Peares lo llevan claro.