Estimado lector: tenemos un problema. Haciendo un efímero ejercicio de política ficción (poco ortodoxo, pero ilustrativo), si el pasado domingo se hubiesen celebrado elecciones generales, el PSOE habría superado los 130 escaños. Cierto es que la oposición habría (por la mínima) obtenido su ansiada mayoría absoluta, pero quiero hoy destacar el incomprensible y sistemático respaldo de tantos ciudadanos al presidente del Gobierno, permitiendo que haya alcanzado, permanecido y enfermado de poder.
La raíz del problema es, a mi parecer, una actitud adoptada por el elector: el dejarse llevar por la emoción que se le extrae mediante una muy perfeccionada cirugía verbal. Si es el miedo lo que se pretende obtener, qué mejor que el bisturí de la extrema derecha. Si, por contra, se busca la compasión, ideal una anestesiante carta a la ciudadanía repleta de simulada ternura. Y ya si se desmadra la estrategia y la emoción no brota, siempre se puede recurrir a las pinzas que provea el enemigo del enemigo.
Pero si usted, elector, no se identifica en este retrato, no pierda la esperanza y luche con todas sus fuerzas por que el «doctor» se quede sin pacientes. Raúl Ledo Fernández. Chantada