Acaba el partido de fútbol y, casi sin tiempo para pestañear, La 1 inserta a bocajarro el arranque de Juego de patriotas. El de Harrison Ford es uno de esos filmes que para los más jóvenes corresponden al género de «películas antiguas», aunque se trate de un thriller de los noventa que el espectador veterano habrá visto varias veces. Pero hay algo placentero en dejarse llevar de vez en cuando por la programación preconcebida en lugar de empezar esa búsqueda ansiosa por las plataformas de contenidos sin fondo. Soltar el volante y seguir otra vez al valiente Jack Ryan desde el sofá.
TVE necesita rentabilizar la inversión realizada en una Eurocopa que puede verse gratis en la cadena pública intentando atrapar a los aficionados al deporte para que suban las cuotas de audiencia no solo durante los noventa minutos de rigor, sino también en el resto de la parrilla. En estas semanas, después del pitido final, la cadena propone las mejores alternativas a su alcance, aunque a veces el efecto arrastre no funcione, como el lunes con el estreno del concurso Invictus. La posibilidad de ver el campeonato europeo en los canales de TVE recuerda la relevancia de la cadena pública y el lujo que supone ver los grandes acontecimientos en una oferta abierta a todo el mundo y con una publicidad reducida a la mínima expresión.