He dejado pasar algún tiempo para poder tratar con ironía un comentario sobre «el estado de las cosas».
Empecemos por destacar que las «cosas» son esas personalidades que, bajo el yugo de un ego enfermizo y alimentados por sociedades débiles, se permiten insolencias que hablan alto y claro de la carencia de valores de quien ocupa posiciones de poder e influencia.
Estos días, en la Eurocopa, Cristiano Ronaldo vuelve a sufrir porque echa en falta el aliento del mundo en su nuca. No importa que, como profesional de élite, cometa errores de bulto sino que dichos errores se cometan. Suficiente para que el mito de barro se venga abajo y aparezca el hombrecillo que, en realidad es.
Y aunque preocupante por ser ejemplo para muchos chavales, no deja de ser un mero futbolista.
En mi opinión, mucho peor es observar el mismo comportamiento en aquellos que nos dirigen, como es el caso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El dirigente se permitió cinco días de perrencha hasta que se dio cuenta que le queremos y le seguimos sin dilación.
Uno y otro (y tantos cocidos en el horno de la mediocridad) seguirán su camino sin asumir ningún tipo de responsabilidades.
Estos genios se mantienen a base de autocomplacencia y les basta con sacar de paseo al niño que los demás no sabemos castigar y que, nosotros, sociedad, no nos cansamos de consentir. Eso no quita que, si les aplaudimos, mejor. Juan Carlos Mella Varela. A Coruña.