Vivir como un muerto social

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez ESTADO BETA

OPINIÓN

Steven Hirsch | REUTERS

11 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La Voz publica una noticia que dice: «El hombre que le pegó dos tiros a su exmujer en O Grove se enfrenta a una petición de 21 años de cárcel». Me parece poco.

Leo otra que se titula: «Un chico fue condenado a ingresar en un centro para adolescentes tras agredir sexualmente a una menor». «Fue penado —añade— a 20 meses de internamiento en régimen semiabierto, de los que 16 corresponderán a internamiento efectivo y cuatro a libertad vigilada».

Así no se va a resolver nada.

Un texto de mi compañera María Viñas recoge unas declaraciones de la hija de la escritora Alice Munro: «Mi padrastro abusó de mí cuando era una niña; mi madre lo sabía y decidió quedarse con él». Sobrecogedor testimonio, contra natura. Impresentable, imborrable de la mente de una niña.

En la noche de san Juan la policía detuvo en Vigo a un joven de 23 años por agredir a su madre, que le llamó la atención por estar fumando. Cuenta la información que la convivencia en el hogar era insoportable y que el chaval pretendía imponer las normas en casa de su madre. ¿Seguirá detenido? ¿Volvería a casa de su madre?

Problemas no resueltos generan más problemas. El maltrato y la crueldad de una persona obliga a acudir a la justicia que aplicará la ley, lo que no siempre (por no decir casi nunca) da los resultados esperados. ¿Y mientras tanto qué? ¿Soportamos más violencia? ¿Seguimos siendo ingenuos y pensando que el malo se convertirá en bueno; que solo es cuestión de darle una oportunidad? No sé. Tampoco tengo una solución.

Hay quien cree que la clave esté en la cultura de la cancelación porque vivir estando muerto socialmente es insoportable. Un castigo —¿demasiado?— cruel. Pensémoslo aunque tengamos enfrente aunque sea el mismísimo Picasso o Harvey Weinstein.