«Son muchos los llamados, pero pocos los escogidos» (Mateo 22:14). Nunca tan cierto como en la carrera política. Cuando una persona se postula como candidata a ocupar algún puesto político, sus opciones son limitadas y su éxito depende de factores tan aleatorios que no es fácil comprender por qué no siempre es escogido el más apto. En cualquier caso, resulta entendible que, una vez iniciada la carrera, ascender hasta la cumbre sea el objetivo final. Obviamente son poquísimos los que lo alcanzan; algunos como Joe Biden han tenido que aguardar 36 años ejerciendo de senador por su estado.
El cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos alardea de ser el candidato que siempre ha ganado contra todo pronóstico, y lo cierto es que su nominación para las elecciones del 2020 fue un premio a su perseverancia y dedicación. Pero, más importante que saber llegar y estar, lo es saber marcharse. Es comprensible que Biden quiera acceder a una segunda legislatura para dar un broche de oro a su larguísima trayectoria política, pero no está en condiciones ni físicas ni mentales para ello. Y no es que su edad sea avanzada, hay muchas personas con 81 años que se encuentran en plenitud de facultades, pero no es su caso.
Puede que en la rueda de prensa posterior a la finalización de la cumbre de la OTAN en la que se celebraban los 75 años desde su fundación contestara con diligencia. Pero es obvio que no vocaliza de manera clara y su movilidad es bastante reducida. Confundir a Volodímir Zelenski con Vladimir Putin, en otro contexto podría haber creado un gran conflicto diplomático. Afortunadamente, el presidente ucraniano no solo es consciente de las dificultades de Biden, sino que necesita desesperadamente ayuda por lo que no está en condiciones de sentirse ofendido. Más graciosa y absurda es la confusión entre Kamala Harris y Donald Trump.
Biden es un caballero afable y educado que debiera atender a las llamadas de su principales donantes, como George Clooney, para retirarse de la campaña y no hacer caso a quien quiere aferrarse al poder a través de él. Porque una retirada a tiempo no solo le permitirá salir con dignidad, sino que también ayudará a ganar a Trump. Y ese sí que debiera ser su objetivo final.