En un programa de telerrealidad estaban mostrando la grabación del percance que había sufrido uno de los concursantes, que al caerse se lastimó en la rabadilla. Anabel Pantoja, que participaba en la tertulia, comentó: «Le ha tocado el hueso cuqui, seguro que le ha tocado». Tras un momento de desconcierto, un director de escena muerto de risa y los alarmados anatomistas que los siguen —que deben de ser legión— cayeron en la cuenta de que al hombre lesionado no le había salido un hueso nuevo, sino que se trataba del coxis. Más tarde, la analista aseguró que toda la vida se le ha llamado hueso cuqui al ahora lastimado.
El coxis es el último hueso de la columna vertebral. Se articula con el sacro y está formado por cuatro vértebras rudimentarias fusionadas.
Quizá las risas y las burlas no hubiesen sido tantas si quienes se chotearon de la sobrinísima hubiesen caído entonces en la cuenta de que coxis y cuqui tienen relación. En el origen más remoto de coxis está el griego kókkyx, que daba nombre al cuclillo o cuco. A través del latín coccyx evolucionó a nuestro cóccix, que da nombre al hueso que se parece al pico del cuclillo. Y el etimológico cóccix evolucionó a coxis, que se ha asentado en la lengua general. Sin embargo, la Academia Nacional de Medicina lo rechaza porque «la forma coxis es de derivación impropia (galicismo fonético a partir de la pronunciación francesa de coccyx)». Aunque añade resignada: «... pero sigue siendo de uso mayoritario entre los médicos». Y entre los que no lo son.
Por su parte, cuco es voz onomatopéyica. Imita, como el griego kókkyx, el característico cucú de esta ave, cuya hembra pone los huevos en los nidos de otros pájaros. De cuquillo, diminutivo de cuco, surgió cuclillo. A su vez, cuqui es una variante coloquial de cuco en su acepción de ‘lindo, gracioso’: Tiene una casa muy cuqui; ¡Qué cuqui le queda el collar! Algún lexicógrafo pone al adjetivo la nota de «frecuente en el lenguaje femenino». Y muchos lo tachan de ñoño.
Como nombre de hueso, cuqui no es creación de la Pantoja joven, pues forma parte del léxico popular de lugares del sur de España como Sevilla y Málaga. Parece que es al malagueño Antonio Banderas a quien se debe la frase «Me ha subido un escalofrío desde el hueso cuqui hasta la coronilla». Cucadas.