
Cumplir 65 años significa, generalmente, alcanzar la edad de jubilación. Pero cuando una agrupación institucional, especialmente creada para unas finalidades concretas, alcanza esa edad, si ha desempeñado con eficacia y eficiencia sus actividades, sus quehaceres profesionales se acrecientan y siguen perfeccionándose. El 31 de julio de 1959, el BOE publicaba la ley con la encomienda que se hacía a la Guardia Civil para encargarse de la vigilancia del tráfico en las carreteras españolas, creando una unidad específica bajo el paraguas del Ministerio de la Gobernación. La encomienda a la Guardia Civil no era casual. El ministro era Camilo Alonso Vega, que había sido director general del cuerpo durante más de doce años y era testigo directo de sus virtudes, comportamiento, lealtad y servicios.
El tráfico en la España de aquel tiempo era «un desorden», según el ministro. Nuestro país era el segundo en siniestralidad mortal. El primero era Japón. Es curioso que ambos países estén hoy en los mismos puestos, pero en longevidad de sus ciudadanos. Los argumentos del ministro, con notable influencia sobre Franco, para dar el giro de timón a la vigilancia estaban claros. Unos eran de tipo estructural: la presencia y diseminación de la Guardia Civil en todo el territorio nacional. Otros valoraban la lealtad y el compromiso de los guardias civiles y su capacidad de sacrificio.
Los estudios que manejaba el ministro tenían que ser muy alarmantes y la solución de encomendar el arreglo de la situación a la Guardia Civil debía de tenerla muy clara y preparada. De hecho, el mismo día que se publicaba la ley comenzaban a prestar servicio los primeros 400 agentes en las provincias de Madrid, Segovia y Ávila. Menos de un año después, los agentes estaban presentes en todo el territorio nacional. Nacía así la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y con ella la primera especialidad del cuerpo, que hoy cuenta con más de veinte.
«Todos los días nos llegan noticias de catástrofes de la circulación. Vais a actuar para evitarlas y vais a ser capaces de lograrlo», les dijo el ministro a los agentes. Y añadió: «Mañana, España, que os ha agradecido siempre vuestros servicios, multiplicará, no sabemos por qué factor, ese agradecimiento, al comprobar vuestro claro, leal y entusiasta servicio. Tenéis que fortalecerlos no ocultando los defectos ni aplicando el espíritu de cuerpo, sino sacándolos a la luz para corregirlos. Adelante».
Al conmemorar este aniversario, sitúo aquel «mañana» del ministro para comprobar si los agradecimientos se han multiplicado. Con total seguridad, miles de ciudadanos han salvado sus vidas en los últimos 65 años gracias al consejo, advertencia o multa de cualquiera de los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Su presencia fue para ellos un pronóstico feliz. Esperemos que su presencia y actuación no se extingan. Feliz aniversario a todos, a los pioneros, a los que son y a los que serán. Y un agradecimiento perenne a los que dejaron su vida y su salud en el empeño.