Resulta habitual referirse a una determinada fecha con el apelativo de «día histórico». En el mundo de las infraestructuras tenemos muchos ejemplos, pero sin lugar a dudas, para la ría de Noia-Muros, para el Barbanza y también para toda Galicia, el 4 de julio del 2014 fue un día histórico. Fue en esa fecha —este año conmemoramos el décimo aniversario— cuando se pusieron en servicio los algo más de cinco kilómetros de la variante de Noia, incluido el nuevo viaducto sobre la ría.
Podríamos escribir mucho sobre los intentos históricos para resolver la circunvalación de Noia, sobre las alternativas barajadas, así como sobre las demoras, las paralizaciones y las polémicas —y fueron muchas— que surgieron antes de alcanzar el objetivo final de su puesta en servicio. Sin embargo, en los días de celebración de sus primeros diez años de servicio resulta mucho más útil y constructivo valorar lo que ha significado su apertura: disminución del tráfico en el casco urbano de Noia, de tal forma que se puede planificar la circulación en la villa pensando en los vecinos, sin estar condicionada por la circulación de paso; menos emisiones y menos contaminación; disminución sustancial del ruido y del tráfico pesado; mayor calidad de vida; desaparición de los colapsos de tráfico en las horas de regreso de las playas; mejora de las comunicaciones entre las márgenes de la ría y de la margen sur con Santiago; ahorro en los tiempos de recorrido; ahorro de combustible e, incluso, la más prosaica conformación de un itinerario peatonal adosado a la variante, que ha contribuido a mejorar la vida saludable, de vecinos y visitantes.
Todas estas ventajas tienen repercusión directa en la calidad de vida de los vecinos y no cabe duda, también en el ámbito económico. En relación con esta última cuestión, simplemente aportaré un dato aproximado que constata el importantísimo impacto económico de la variante, así como la rentabilidad de la inversión realizada: atendiendo a los datos de la Xunta, el pasado año 2023, circularon por la variante una media diaria de 4.915 y 3.666 vehículos en Orro y Taramancos, respectivamente. Analizando estos datos, así como los datos de tráfico de años anteriores, se puede afirmar que la variante, a lo largo de los diez años que lleva en servicio, ha posibilitado que más de 13 millones de coches hayan evitado su paso por la villa de Noia; y, teniendo en cuenta que su recorrido posibilita un ahorro de un mínimo de 10 minutos por itinerario, ha permitido ahorrar, durante estos diez años, más de 213.000 horas al año, lo que implica que solo por este aspecto la puesta en servicio de la variante, a lo largo de estos diez años, ha supuesto un beneficio económico directo de unos 40 millones de euros, cuantía superior a la inversión realizada.
Estoy seguro de que un análisis más minucioso y exhaustivo, que tenga en cuenta la totalidad de los impactos generados por la variante, acreditará que estamos ante una de las infraestructuras con mejor rentabilidad social y económica de la historia autonómica. Feliz décimo cumpleaños.