La noticia (La Voz, 7-9) dice: «Logran transparentar la piel de ratones vivos frotándola con un colorante alimentario, tartracina». Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas (Dallas, Estados Unidos) ha logrado que los tejidos de un ratón vivo se volvieran transparentes aplicando tópicamente un colorante alimentario (tartracina), lo cual permitió observar los vasos sanguíneos del cuero cabelludo y el movimiento de los órganos que se encuentran debajo de la piel del abdomen. La importancia del descubrimiento está clara. Sin este procedimiento habría que cortar la piel y separarla para ver el interior. La transparencia se puede anular con un simple lavado. La tartracina es un colorante sintético, perteneciente al grupo de los azoicos (tienen el grupo azo: -N=N-) y se presenta en polvo soluble en agua y su disolución es amarilla. Es posible que usted haya ingerido tartracina, porque está presente en muchos alimentos: postres y dulces (helados, caramelos, chicles), bebidas (refrescos, bebidas energéticas), condimentos (colorante para paellas), etcétera. A pesar de esa ingesta, su piel no se ha vuelto transparente porque la transparencia se consigue frotando la piel con tartracina y no ingiriéndola.
Ejemplo de la presencia de tartracina en los alimentos: el color verde de las mermeladas de ciruela se logra mezclando tartracina (amarilla) con azul patente V (E-131), porque amarillo más azul da verde.