En septiembre, un porcentaje muy alto de las consultas a abogados son sobre lo mismo. Tras dos meses en que los progenitores divorciados han disfrutado de una quincena de vacaciones en julio y otra en agosto, los problemas sobre cómo se han de sobrellevar las relaciones con los hijos se elevan a la enésima potencia. Que si uno quiere llevarlo al psicólogo pero el otro no da la preceptiva autorización. O el dichoso cambio de colegio, muchas veces perjudicial para el menor debido a que lo separan de sus amigos de siempre, pero que en ocasiones se solicita para incordiar a la antaño media naranja. ¿No ofrece nuestro ordenamiento jurídico ninguna solución para arreglar estas controversias con un juez de por medio? Sí, las partes pueden acudir a un procedimiento conocido como de jurisdicción voluntaria, relativo a temas concernientes a la patria potestad. Pero el colapso de buena parte de los juzgados motiva que la solución en ocasiones llegue cuando el problema ya no es tal. Por economía procesal y de la otra, inténtese llegar a acuerdos que permitan a la expareja llevar una vida menos estresante. En caso contrario, lo único que ocurre es que ambos se van a calentar todavía más para la siguiente trifulca. Que seguro que llegará.