Caraqueña

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

Leonardo Fernandez Viloria | REUTERS

28 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En la década de los sesenta del pasado siglo había en Venezuela 193.000 emigrantes españoles. Cerca del 80 % eran gallegos y parte de nuestro corazón colectivo como pueblo se quedó para siempre en Caracas.

Fueron años de pujanza económica, presididos por un bolívar estable y poderoso. Muchos de esos bolívares eran enviados a España por nuestros emigrantes, contribuyendo a sostener el llamado milagro español.

Fueron tiempos de gobiernos democráticos, desde Rómulo Gallegos a Carlos Andrés Pérez, tiempos de la llamada Venezuela saudí y los petrodólares, de las alternancias en el poder con los adecos, socialdemócratas, y los socialcristianos de Copei.

Caracas está amurallada por un circulo de ranchos. Los ranchitos son el equivalente a las favelas de Río de Janeiro, extensiones de chabolas e infraviviendas que circundan la bella capital con el monte, el cerro Ávila, poniendo límites al paisaje.

Llegué como visitante un mediodía y me alojé en el hotel Tamanaco, que por entonces era el símbolo caraqueño de la opulencia y el lujo. Conocí el barrio de la Candelaria, donde vivían muchos gallegos, la mayoría en pensiones regentadas por paisanos. Conversé con media docena de limpiabotas gallegos, juguetes rotos que sostenían haber sido boxeadores de cierto nivel y me preguntaban si tenía noticia de sus aldeas y pueblos de origen. Elaboré un falso relato cuajado de tópicos y lugares comunes, que les valió como respuesta.

Caracas, La Guaira, Valencia fueron referencias permanentes en el imaginario gallego.

Hasta Celso Emilio Ferreiro optó por el camino de la emigración para ocuparse de un puesto gerencial en la Hermandad Gallega. Hizo pronto, decepcionado con sus coterráneos, el camino de vuelta. Como lo hicieron en 1955 los componentes de la orquesta Los Satélites que se embarcaron con Pucho Boedo a vivir la aventura americana. No les fue especialmente bien, pero su estancia inoculó para siempre a la verbena gallega los nuevos ritmos de la salsa y la guaracha, que todavía perviven y que son la herencia musical de los Billo's Caracas Boys. Ahora son los venezolanos los que vienen a España huyendo de la dictadura chavista de Nicolás Maduro. En el último trimestre llegaron 240 venezolanos cada día y ya totalizan mas de doscientos mil.

La república de Simón Bolívar se desangra en un imparable exilio, en una diáspora creciente, huyendo de la represión constante y de la falta de libertades, amén de un complicado momento económico.

Sean bienvenidos, les devolvemos el abrazo que un día nos dieron al otro lado del océano cuando nuestro destino final era una melodía caraqueña.