«¿Sabe que puedo negarme a ponerle la inyección?»

OPINIÓN

EUROPAPRESS

08 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es enfermo oncológico y no se merece ese trato

Soy acompañante de una persona con tratamiento oncológico. Les relato mi experiencia.

Primero: mi médico de familia no supo enviar por «vía rápida», como ellos le llaman, la solicitud de cita a Oncología. Al parecer, no lo sabía hacer. Lo logramos a través de un conocido. De no haberlo hecho así, seguiríamos esperando nuestro turno.

Segundo: el oncólogo nos pauta una inyección al día siguiente de terminar el tratamiento. Según nos explicó él mismo, en cualquier centro de salud o PAC nos ponen la inyección sin ningún problema. Pues... ya llevamos cuatro tratamientos y no hubo ni una sola vez que no nos pidieran explicaciones, tipo «¿quién le manda aquí?» o «¿por qué viene aquí?». A veces, incluso escuchamos: «Aquí no es».

Tercero. La peor situación sucedió el 18-09-2024 a las 19.30 en un punto de atención continuada. El enfermero, al ver el historial del paciente, dice:

—¿Sabe que puedo negarme a ponerle la inyección?

—Pues niéguese —responde el paciente.

—No, No. Se la voy a poner pero quiero que entienda que su médico atiende por la tarde y puede ir a su consulta.

Este enfermero sabe el estado en el que está el paciente, pero prefiere soltar la parrafada, cuando hubiese terminado antes atendiéndole. El paciente estaba agotado, sin fuerza, derrotado.

Tengo una sensación de frustración. Quien debería tener más empatía hacia el enfermo, lo que hace es ponerle zancadillas. Desde esas sillas blancas de plástico en las que están sentados se creen con derechos —que los tienen—, pero sus deberes no los cumplen. Les recuerdo que tratan con personas enfermas y no acudimos a los centros de salud porque nos aburramos, sino porque necesitamos ayuda. Les pido, les exijo, que escuchen al enfermo antes de dar clases de derecho.

También quiero dar las gracias a todos los profesionales del sector sanitario que ejercen su profesión de manera magistral. Entiendo que, como en todas las profesiones, siempre hay alguien que hace que te sientas mal sin ser tú el responsable. Sandra López.

Ocio=consumo

«¿Quedamos para tomar algo?». Una propuesta que por la mañana se materializa en un café y, ya entrada la tarde, en el consumo de alcohol; nuestras preciadas «birras». Me encanta ir a tomar algo y me encanta charlar con mis amigas en la terraza de un bar, pero últimamente reflexiono mucho sobre esta relación directa entre socializar y consumir. La cultura del bar. Parece que el único espacio que tenemos para ponernos al día con nuestras amistades es en un bar, y a menudo bajo el consumo de alcohol. Creo que, como ciudadanos, debemos exigir más espacios urbanos públicos para poder socializar. ¿Nuestras ciudades están hechas para consumidores o para ciudadanos? Berta Navarro. Lugo.

Baja flexible y pensiones

El Gobierno propaga globos sonda generando mucha incertidumbre en trabajadores y pensionistas. Una vez que ya ha potenciado la jubilación demorada, ahora amenaza con la «baja flexible». La jubilación demorada tendrá rostro de mujer, con períodos largos de desempleo y trabajos precarios. Se acogerán principalmente las personas que menor pensión tendrían y no «voluntariamente», sino por un tema de supervivencia económica.

Esas dos medidas juntas (jubilación demorada y baja flexible) causarían una tormenta perfecta. Imaginemos una persona con 69 años de edad y que esté de baja médica. Sí, no exagero. Es una situación perfectamente posible en el futuro. Pues bien, esa persona probablemente iría a trabajar (estando de baja) para poder cobrar la totalidad de su sueldo y no el 75 % que cubre la Seguridad Social. Además, otra razón sería evitar un eventual despido improcedente (con una indemnización ridícula).

A todo ello se añaden las medidas adoptadas en contra de las personas que se han jubilado de forma anticipada a pesar de tener más de 40 años cotizados, que tienen que sufrir fuertes penalizaciones a sus pensiones hasta su muerte. Luis Ortiga Giménez. Barcelona.

¡Ole! al Cunqueiro

El pasado lunes día 30 de septiembre tuve que someterme a una intervención quirúrgica en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, y quisiera agradecer a todo el personal las atenciones recibidas. Empezando por los cirujanos, a los que por desgracia no conoces, ya que vas al quirófano adormilado y no te enteras de nada; después, las enfermeras, tanto las del turno de día como las de la noche, quienes te tratan como si aquello fuese un hotel de cinco estrellas, con una amabilidad y un cariño fuera de lo normal; y terminando con las limpiadoras y recepcionistas, las cuales no pusieron ni una mala cara en los tres días que permanecí ingresado allí.

No sabemos lo que tenemos, ni conozco los sueldos que perciben estos trabajadores, pero pido a la Administración que por favor lo revise... porque, por muy bien o mal que estén pagados, se merecen mucho más.

Por mi edad, casi todos los trabajadores me parecen unos críos y esto demuestra que la juventud no es tan mala como los mayores a veces pensamos. Gracias a todos por vuestra profesionalidad. Pedro Martín.