La Organización de Naciones Unidas (ONU), que cuenta ahora con 37.000 empleados en 193 países, empezó a existir oficialmente el 24 de octubre de 1945, cuando la carta fundacional fue ratificada por Estados Unidos, la Unión Soviética (hoy Rusia), China, Francia y Reino Unido, los cinco Estados que más mandan porque tienen en exclusiva el derecho de veto y, en consecuencia, pueden bloquear cualquier resolución que vaya contra sus intereses o contra los de sus aliados.
En teoría, pues, la ONU tiene una enorme capacidad de influir en todos los acontecimientos mundiales, aunque luego en la práctica no sea así, como se está viendo en el Líbano, adonde se habían enviado 10.000 soldados de la ONU (600 de ellos españoles), los cuales no han logrado impedir que en este territorio se haya instalado Hezbolá, brazo armado de Irán en la zona, y que el conflicto con Israel no haya hecho otra cosa que acrecentarse, alcanzando proporciones solo empeoradas por la situación en Gaza, donde ha habido más de 35.000 víctimas mortales en ataques israelíes. ¿Cabía esperar más de la ONU en el conflicto de Oriente Próximo? Todo parecía indicar que sí, pero la realidad es que seguimos ante un conflicto que no acaba de decantarse y en el que EE.UU. influye colateralmente a favor de Israel. En este sentido, cabe referirse a la presidencia actual de Joe Biden, que ha facilitado algunos equilibrios, pero quizá no pueda decirse lo mismo en el caso de que Donald Trump sea el ganador de las próximas elecciones estadounidenses.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se está manejando con habilidad —y también con crueldad bélica— en el ámbito de una guerra que quiere ganar, con el objetivo de «poner orden» en un Oriente Próximo de fronteras todavía inasumibles por parte de los propios Estados que lo componen.
En este contexto, la existencia de la ONU es una realidad plausible que contribuye al entendimiento entre las naciones. Pero quizá ha llegado el momento de admitir que, en esta realidad, casi todo es susceptible de mejora y que, como tal, debe afrontarse cuanto antes, por el bien de todos. Reinventando lo que haya que reinventar.