El Sintrom no es un matarratas
Soy gallega, licenciada en 1970 en la Facultad de Medicina de Santiago. Vivo en Valencia desde entonces, donde realicé los primeros cinco años las especialidades de Hematología y de Análisis Clínicos, trabajando en el Instituto de Investigaciones Citológicas, hoy Príncipe Felipe; en 1975 pasé al Hospital Universitario La Fe, como especialista en coagulación: toda mi vida profesional dedicada a personas anticoaguladas «con Sintrom» y también ahora, como presidenta de AVAC (Asociación Valenciana de Pacientes Anticoagulados y Portadores de Válvulas Cardíacas), pues las personas con prótesis valvulares cardíacas son las que verdaderamente necesitan Sintrom y son la mayoría de los anticoagulados.
Me ha dolido leer un artículo, publicado recientemente por un miembro del Colegio de Farmacéuticos de A Coruña, porque: 1) el Sintrom nunca fue un matarratas porque no sirve como matarratas; 2) para promocionar nuevos fármacos no es necesario asustar a las personas que toman Sintrom; 3) como dicen en nuestra tierra, «no se puede desnudar a un santo para vestir otro», pues los pobres bastante tienen con la enfermedad. Entiendo que la ética y la estética no siempre van de la mano, pero nuestros enfermos (y además pacientes) no tienen otros intereses diferentes al de su salud. Ángeles Fernández Fernández.