Sociedad civil: hay que sacar las castañas del fuego
La expresión «sacar las castañas del fuego» se usa cuando queremos indicar que alguien ha sacado de un apuro a otra persona. El origen lo encontramos en la famosa fábula El mono y el gato de Jean de La Fontaine; en la que un mono y un gato asan castañas juntos. Llegado el momento de sacarlas del fuego, el mono empieza a alabar al gato diciéndole lo valiente y fuerte que era... Algo que el gato recibe con cada vez más orgullo, lo que hace que se sienta más o menos como un superhéroe y se lance sin pensarlo a por las castañas que estaban en el fuego, provocando que casi tengamos un gato chamuscado en la historia.
Pues así es en la vida cotidiana de una sociedad dormida que mira para otro lado por entender que nada de lo que pueda suceder le afecta y en todo caso otros le solucionarán su propio problema. La mayoría de los políticos actuales nada tienen que ver con los que lucharon por conseguir pasar de una dictadura a una transición. Tanto ha cambiado esta sociedad que se pretende destruir ese legado que nos otorgó el sacrificio de muchos que defendían ideales diferentes, pero los aparcaron para conseguir el mejor de los bienes ciudadanos: libertad y democracia.
Los cambios sociales generados a partir de los últimos años diluyen los esquemas personales hasta entonces existentes. Miedo, falta de compromiso, incertidumbre y pasividad caracterizan la vida actual. Somos una sociedad liquida. Pero también este proceso se extiende al ordenamiento jurídico y político en su conjunto y provoca una relajación alarmante en el principio de respeto a la ley.
La defensa de derechos, de igualdad, lucha contra el edadismo y la denuncia contra quienes toleran la paulatina desaparición del Estado de bienestar y la destrucción de sistemas sociales como son educación y sanidad, es observada con ese adormecimiento que relata el escrito alemán Niemöller sobre la cobardía y el individualismo.
Solamente nos queda la sociedad civil y lo peor es que está dormida. Las castañas se quemarán si no las sacamos entre todos del fuego. Juan Lojo. A coruña.
Situación esperpéntica del fiscal general
Que un fiscal general esté imputado es preocupante, máxime cuando ha venido dando motivos para ello, dados sus hechos y manifestaciones y claro apoyo al Gobierno socialista, pero que siga en su puesto es aún más preocupante. Demuestra poca dignidad y un ego fuera de lugar, además de tener dividido al ministerio fiscal. Y si además el Gobierno lo apoya, es aún peor y más preocupante. Lamentables las posturas de unos y otros. Ángel Santamaría Castro.