Yo no utilizo los sistemas de envío de comida y otros productos a domicilio. Mi ignorancia sobre este tipo de empresas es total, hasta el punto que pensé que la compañía que se llama Glovo enviaba sus productos en globo, algo que me parecía muy poco operativo. No les miento, me pasé varios días buscando alguna que se llamara Moto o simplemente Dron, pero nada.
Sin embargo, como soy un emprendedor, se me ha encendido una luz al ver a una serie de políticos europeos visitando un centro de refugiados en Albania, fuera de la Unión Europea, en donde mandan a los inmigrantes ilegales. Creo que deberíamos montar una empresa Sending immigrants para que el viaje sea rápido y barato.
Piénsenlo. Pillamos tres somalíes en Murcia los envolvemos y con ayuda de un dron los mandamos a la frontera de Albania y allí desaparecen en un servicio externalizado; los inmigrantes aguantan mucho. No sé si lo recuerdan, pero ha habido campos de exterminio privatizados, cárceles de gestión privada y hasta hospitales.
Todo son ventajas. Las familias no van a ir a verlos ya que nadie sabe quiénes son los que están allí y si se arriesgan a acercarse ya les dan alojamiento y un plato de fergese. Tienen patios y un muro muy grande de siete metros de altura; recuerden que allí también se usa el sistema métrico decimal para medir a los inmigrantes.
Además, es un sitio muy bonito; bueno la verdad es que nunca estuve en Albania. Traté de entrar en el país en 1986 pero la cosa no estaba para bromas. Nos mandaron dar marcha atrás obsequiándonos con un mapa de la región que tenía una parte del país cortado con unas tijeras. Cosas de Enver Hoxha y la gran Albania.
A la derecha europea, «los melonis», no los de Villaconejos, les parece una solución muy buena para abordar la cuestión de la inmigración, pero, la verdad, que algunos gobiernos de izquierda acepten esa solución de enviar inmigrantes por mensajero me sorprende y me produce asco. Lo llaman solución innovadora, pues vale.
Ya sé que el problema es complejo y más en una comunidad como la europea donde el número de socios neofascistas crece cada día, pero, al menos, la justicia italiana acaba de rechazar el plan de Meloni y ordena el regreso de los migrantes que fueron deportados a Albania. Esta decisión representa un importante revés judicial para el plan del Gobierno de la presidenta italiana.
Aún queda algo de dignidad en algún sitio, también en nuestro Gobierno que se niega a participar en ese asqueroso compadreo. Ahora en Albania hay que desmantelar todo, volver atrás y pedir disculpas a los italianos: sandías uno, melonis cero.