Hipocresía

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

OPINIÓN

Matias Chiofalo | EUROPAPRESS

29 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El mar estaba furioso este fin de semana. El Atlántico hervía y lanzaba sus escupitajos acantilados arriba. La estampa es bella para verla, pero peligrosa si te acercas a las aguas. Una marejada de otoño. En tierra sufrimos un terremoto: la estrepitosa caída de Íñigo Errejón. Ni todo un clásico futbolero, ni los insultos racistas a la nueva perla del fútbol hispano, Lamine Yamal, en el mismísimo escenario de todas las glorias; ni el balón de oro para Rodri, ni la incorporación del cuerpo de élite norcoreano a la sangría de Ucrania han podido desviar la atención de una debacle de proporciones incalculables y con el susodicho a punto de verle las barbas al magistrado del juzgado 47. Ya con puñaladas cainitas, Sumar empieza a restar, Más es menos y Podemos va a la carga. Y todo por no ser consecuente. Tendría que haber aprendido de aquella fábula de Esopo en la que el rey lobo dictó un decreto por el que lo que cada uno capturase en la caza lo repartiría entre toda la manada a partes iguales, y habría comida para todos. Así, en caso de que asolase el hambre, no tendrían que devorarse los unos a los otros. Un asno que pastaba cerca había oído las palabras del macho alfa y no dudó en recriminar su actitud: «Magnífica idea ha brotado de tu corazón, pero ¿por qué has escondido tu botín en la cueva? Llévalo a la comunidad y repártelo». La fiera, al verse descubierta, se avergonzó y derogó el decreto. La lección es que el que dicta una ley o mantiene un discurso debe ser el primero en cumplir. Un buen consejo para todos los errejones de nuestra vida política y social. La hipocresía es una carreta con las ruedas demasiado frágiles.