«En la tragedia de Valencia todos se han mirado de reojo para ver quién tropezaba primero»

OPINIÓN

Kai Forsterling | EFE

04 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el sistema autonómico falla

Ya se vio en la pandemia, y ahora con la tragedia en Valencia se ha corroborado: cuando en España sobreviene un problema de gran calibre, se reacciona tarde y con descontrol. Tantos organismos, direcciones generales, instituciones diversas con competencias muchas veces solapadas han ido creado un maremagnum que a veces ni se sabe quién, cuándo y cómo debe actuar. Si ademas tenemos en cuenta que hay autonomías con gobiernos de diferente color que el central, juntamos el hambre con las ganas de comer. En la tragedia de Valencia todos se han mirado de reojo para ver quién tropezaba primero y así luego echárselo en cara. Ha primado el interés político sobre el social, y al final han salido perdiendo los ciudadanos damnificados, que han estado muchos días sin tener toda la ayuda que debieron recibir.

El sistema autonómico funciona bien engrasado cuando ambos gobiernos, el central y el autonómico, tienen el mismo color o por lo menos hay cierta sintonía. Algo que no ocurre ahora, que vivimos totalmente polarizados. Javier A. Pérez Adán.

El pueblo salva al pueblo

La magnitud de las inundaciones ha dejado a centenares de familias en una situación crítica, sin trabajo, sin casa, perdiendo a seres queridos… Pero la generosidad y solidaridad de la población de todo el país han brillado en medio de esta adversidad. Desde la apertura de centros de acogida, la organización de campañas de recogida de alimentos y ropa, hasta el traslado físico de cientos de voluntarios de toda España a las zonas cero del desastre e innumerables donativos económicos, el país se ha movilizado de manera ejemplar. Es conmovedor ver cómo personas de todos los rincones se han unido para ofrecer su ayuda, mostrando que, a pesar de las dificultades, somos más fuertes cuando trabajamos juntos y que nada importa más que la vida de los otros. Que tomen nota de esto quienes dicen que el ser humano es egoísta y no creen en nada más que el «sálvese quien pueda».

Espero que esta carta sirva para inspirar a más personas a contribuir en este momento de necesidad y a recordar que la verdadera fortaleza de un pueblo se mide en la solidaridad de sus habitantes. Irene Pérez.