Los aprovechados digitales

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Eduardo Manzana | EUROPAPRESS

12 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Sabemos que en las tragedias siempre sale a la luz lo mejor y lo peor del ser humano. La solidaridad y la iniquidad. La bondad y la maldad. Lo vimos en los primeros días tras la dana. El puente que unía la ciudad de Valencia con las zonas afectadas se convirtió en la imagen de miles de valencianos que corrían a auxiliar a sus vecinos ante la falta de respuesta del Gobierno central y del autonómico. Ambos no estuvieron a la altura de lo que había sucedido. Ni de lejos. Un ejército de escobas llenó ese puente y fue la fotografía luminosa que resumía la ayuda al que la necesita. Pronto apareció la cruz de esa cara de jóvenes desinteresados que aún siguen yendo a limpiar muchos días después. Los que se dedicaron a robar, al pillaje. Se aprovecharon del sufrimiento ajeno para sacar beneficio ante la ausencia de recursos para defenderse de los que lo habían perdido casi todo y, además, les robaban lo poco que les quedaba. Una lástima que no se ha atenuado.

Ha sucedido todo lo contrario. La repercusión de la peor gota fría del siglo fue mundial y eso aceleró también las mentiras digitales y el pillaje a través de las redes. Tenemos que aprender de lo que ha sucedido y continúa pasando. Se han contado mentiras gigantescas sin veracidad alguna. Buscaban manipular a la audiencia, no solo desde el punto de vista ideológico, sino también desde el económico. Noticias falsas, presuntos periodistas que se rebozaban en lodo para darle mayor dramatismo a sus planos... Lo peor. Esta catarata de falsedades pone en valor más que nunca el trabajo de los profesionales honestos que contrastan los datos y que informan con veracidad y con rigor por encima de todo. El periodismo que no se abona a la mentira con tal de aumentar su audiencia. El periodismo que se pone del lado del que sufre. Pero es que en esta dana los seudoprofesionales han ido mucho más lejos. Supuestos instagramers e influencers han atraído público de la mano de su inflamable fama y hasta han difundido falsedades sobre las instituciones que siempre se han dedicado a la solidaridad como Cruz Roja o Cáritas. Lo hacían con el fin de cobrar doble. Por un lado, lo que reciben al aumentar sus visitas en las redes. Y, por otro, al presentarse como abanderados de una pretendida ayuda, incluso con bizum, para recibir todavía más euros que nadie sabe a dónde van a llegar. 

La dana nos ha dejado estas otras enseñanzas de la mano de la información instantánea de los móviles que muchas veces es deformación veloz. Recurramos a los medios que informan con la garantía de su cabecera por delante y que tienen que responder ante la ley cuando no son veraces. Mostremos nuestra solidaridad en los canales habituales que nunca han fallado cuando alguien lo pierde todo. Los experimentos, con gaseosa. Señalemos a esos aprovechados digitales que son de la misma madera falsa que aquellos que estafan a nuestros mayores cuando les hacen llamadas a sus casas con mentiras para enredarlos con compras que no existen. Aprovecharse de la mentira es muy viejo, solo que ahora esta peste de aprovechados corre a toda velocidad por la red.