
A base de considerar normal lo que en cualquier otra democracia resultaría inadmisible, la llamada geometría variable que mantiene desde el 2018 al Gobierno Frankenstein ha acabado por ser la metáfora salvífica de un pacto
A base de considerar normal lo que en cualquier otra democracia resultaría inadmisible, la llamada geometría variable que mantiene desde el 2018 al Gobierno Frankenstein ha acabado por ser la metáfora salvífica de un pacto