«La sangre se altera al comprobar el ardor guerrero que inflama a Joe»

OPINIÓN

Leah Millis | REUTERS

21 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El ardor guerrero inflama a Biden

Joe Biden ha decidido dejar a su sucesor, y al orbe, un regalo de despedida; la sangre se altera al comprobar el ardor guerrero que inflama a Joe, quien desea con ahínco embarcarnos en una guerra que acarrearía funestas consecuencias. El denostado y vilipendiado Donald Trump ni participó ni propició guerra alguna, sino todo lo contrario. El mundo está en vilo ante la reacción rusa a la acción de Ucrania auspiciada por EE.UU. El interregno hasta el 20 de enero tiene todas las trazas de convertirse en un calvario. Pase lo que pase, lo cierto es que Ucrania va a quedar desmembrada y arruinada; han utilizado ese país como un peón desechable para atacar a Rusia e intentar dividirla en múltiples repúblicas. En realidad, a EE.UU. Ucrania le importa un bledo y las vidas de sus habitantes son el precio que debe pagar por recibir ayuda. La UE, dilapidando miles de millones de euros de nuestros impuestos en un país que tampoco pertenecerá al grupo ni a la OTAN, y lo saben. Biden, celebrando tan campante y campanudo el día de Acción de Gracias tras indultar a un pavo. Francisco Javier Sáenz Martínez. Lasarte (Guipúzcoa).

Turismo masivo y tasa hotelera

Con asombro (para mí), se da a conocer que en breve los hoteles de las ciudades gallegas van a cobrar una tasa por pernoctar en ellos. No son conscientes del enorme perjuicio que esto puede causar a nuestra economía. Hay quienes dicen que se trata de una medida necesaria, para frenar el turismo masivo, que molesta y perturba la paz y el sosiego de los habitantes. Dicen también que el turismo contribuye al alza de los precios en alquileres y bienes de consumo. Que complica la prestación de los servicios públicos. Busquen soluciones y no maten la gallina de los huevos de oro. Jesús Vilasánchez Martínez. Ares.

Cincuenta y un agresores, una voz

El caso de Gisèle Pelicot conmociona por la brutalidad de los hechos y la fuerza con la que decidió hacer público el juicio, exponiendo los rostros de sus 51 violadores, incluido su exmarido. En su última intervención denunció sin titubeos a quienes la ultrajaron durante una década y dejó claro que su cicatriz emocional nunca se cerrará.

Es repulsivo que, además de su sufrimiento, haya tenido que soportar preguntas revictimizantes en el tribunal, reflejo de una sociedad que aún no protege a las víctimas. Espero que este caso no solo condene con dureza a los culpables, especialmente al marido, sino que marque un antes y un después en las leyes del mundo. Como Gisèle declaró, es hora de que la vergüenza cambie de bando. Laia Jiménez Gastañaga. Sant Vicenç dels Horts (Barcelona).

La pantomima de Muface

Que el Gobierno quería desmantelar Muface desde hace años era algo conocido por todos. Sobraba toda la pantomima que hemos presenciado en las últimas semanas de un pliego de condiciones imposible de aceptar por cualquier aseguradora, para finalmente concluir que van a derivar al más del millón de funcionarios al Sistema Nacional de Salud, la única opción admisible, según algunos.

La pregunta ahora es qué van a hacer todos los mutualistas que tienen sus historiales y cuadros médicos, consultas programadas y tratamientos en curso en la sanidad concertada a la que han ido cotizando durante años. Una opción mucho más razonable sería no admitir nuevas altas y dejar que este sistema denostado por algunos finalice, como mal menor en comparación con la ruptura total y el caos que se prevé. M. F.

Lotería de Nadal

Imaxino que as inclinacións persoais normalmente emerxen no desglose social dos instintos de vitoria, ilusións nunha competición algo improbable, máis que menos. Coas datas do Nadal vexo que se intensifican esas boas caras apoiadas en dez partes dun anaco de boa sorte. Falo dese entorno que xera a fe cega nun número de cinco cifras, desa xenerosidade agochada no espanto colectivo a que a sorte nos esquive para saudar ao veciño. Falo desas alegorías amigables que pouco teñen que ver coa idea real de compartir boaventura. Eses anuncios

visuais irrisorios que nos ensinan a particular sociedade rabaño tras un hashtag ou unha noción viral mentindo sobre a partición dun gran premio. Que un #eutaméncompartoconxulián non ten cabida na existencia verdadeira. Só queda pensar que hoxe pouca credibilidade ten o ordinario da condición humana onde compartilo é tan extraordinario como se di. Sara Cacabelos Cores. Ribadumia.