Cojo esta ola a la que le ha dado movimiento Broncano para darle, por supuesto, toda la razón. Porque la mafia televisiva que denuncia es una guerra sucia que hay que destapar. Hay que levantar todo ese polvo de representantes, promociones, intereses económicos que mueven el cotarro mediático. Por eso me gustó que Broncano, que no es nada inocentón y sabe cómo funciona la tele que apesta, haya señalado con el dedo a Pablo Motos por sus prácticas coercitivas. Está muy bien que los espectadores conozcan esa retorcida manera de actuar para conseguir una entrevista y para ser el primero que la tenga. Dicho esto, y sabiendo que Broncano podría haberse sacado de la manga a otro invitado, me gustaron sus modos de denuncia: «Que nos respondan con chistes y no con cosas por debajo». Está bien conocer que Broncano está en el eje del bien, por eso me atrevo desde aquí a decirle que cada vez que muchos compañeros y yo misma pedimos una entrevista a un personaje, quiero que sepa que nos encontramos con las mismas presiones para que salgan primero en su programa; también en El hormiguero y en toda cuanta tele hay, por mucho que la hayamos solicitado con meses de antelación. Los periodistas nos comemos esos marrones diariamente bajo la presión de los gerifaltes de la tele. Y aprovecho, Broncano, para decirte que te hemos pedido la entrevista en el 2019, en el 2020, en el 2021 y en el 2022 y nos la has negado. ¡A ver si ahora, en este tsunami, por fin nos la das!