La berrea de Broncano

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

David Broncano, en «La Revuelta»
David Broncano, en «La Revuelta» RTVE

24 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El juego en el que los niños se pelean por no quedarse sin silla cuando acaba la música en realidad es un gran cursillo para la vida adulta. Porque, salvo excepciones, el mundo es de los espabilados. No necesariamente del más ágil o talentoso. Del que mejor mete el codo o el morro. El depósito, a tope de esa gasolina que es el «tira que libras» y el «sujétame el cubata». Los audaces embisten y otros regatean el conflicto. Se ve hasta en la cola de la carnicería, con esa frontera que separa el «es que yo tengo mucha prisa» del «no pasa nada, puedo esperar». Los martillos y los yunques de toda la vida. Eso tan español pero que poco tiene que ver con la picaresca del Lazarillo. Ya quisieran esa gracia. No hay mejor ciego que el que no quiere ver. Mil argumentos apuntalan los pilares de la teoría para que los listos con alma de matón prevalezcan ante el silencio general. No entres en eso, no merece la pena. No me analices la jugadita, que aquí no hay VAR. Vas mal. Las cosas funcionan así. Tienes más que perder que ganar. Es un malentendido sin importancia. Circulen, por favor. Y así pasan los días, que diría el bolero. Y los años, que se van en un quizás, quizás, quizás... Aunque, en contadas ocasiones, a alguien se le hincha la vena a unos niveles que llegan a resentirse la correa y el collar.

Lo de David Broncano es un ejemplo, aunque, en su caso, sea un drama de ricos. Porque, a otras escalas, todo es peor. Empezando y acabando por el bolsillo, que al final es el principio de casi todo. Broncano protestó emitiendo imágenes de la berrea del ciervo. El eco es enorme. Otros solo tienen la opción del canto del cisne. Porque se quedan sin silla.