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Cada 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para denunciar el maltrato que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación. Ese día, en España, cientos de miles de personas salieron a la calle con la intención de aportar su granito de arena para eliminar este cáncer que padece la sociedad. No obstante, si nuestras diversas Administraciones públicas no aportan más medios humanos y materiales, de poco valdrá la solidaridad de tanto ciudadano.
Nuestra policía hace lo indecible para controlar a los maltratadores, pero no se puede pretender que un reducido número de agentes lo consiga en, pongamos por caso, una capital de provincias de doscientos mil habitantes. Si los delitos de violencia de género, junto con las ciberestafas, son los más frecuentes en nuestro país habrá que dar preferencia al hecho de detener a quienes los cometen, lo cual está muy lejos de conseguirse. ¿Quién tiene la culpa de que no se cumpla ese objetivo? En modo alguno nuestros cuerpos policiales que se dejan la piel en ello, sino aquellos políticos que no les dotan de medios por dar preferencia a asuntos mucho más prescindibles.