Entre la flaqueza y el pecado

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Rocío Ruz | EUROPAPRESS

02 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La semana pasada, el profesor Blanco Valdés desarrolló una tesis audaz y, en mi opinión, rigurosa y acertada. Es la debilidad del Gobierno, paradójicamente, la que le asegura la continuidad al Gobierno. Debemos, como en la entrada del infierno de Dante en su Divina Comedia, abandonar toda esperanza. A Sánchez le conviene su debilidad porque es el seguro para que los que se aprovechan de ella, sus asociados, sigan apoyándolo. A ninguno de ellos le interesa la caída de Sánchez, ni mucho menos. Tal vez solo sacarían provecho de un adelanto electoral el grupo de Podemos: el descenso de Sumar y su líder es notorio y Podemos volvería a ocupar el espacio a la izquierda del PSOE. Pero esas son cuestiones de índole menor. Podemos debe reestructurarse y aparentar una fortaleza de la que ahora mismo carecen. Tiempo habrá para la venganza de Pablo y sus huestes. Porque si de algo estoy seguro es de que el que fue vicepresidente de Sánchez, Iglesias Turrión, no perdonará a la persona que él colocó como imagen de la izquierda más izquierda de todas las izquierdas, la señora Díaz.

El viaje del maestro florentino continuó tras el infierno. Las dos estaciones siguientes serían el Purgatorio y el Paraíso. Dante enlaza sus cantos con una genialidad y erudición absolutas. Él representa la humanidad. Beatriz, la fe. Y Virgilio, el compañero de viaje, la razón. Quizá en España, que estamos viviendo nuestra particular Comedia, nos queda un tránsito similar. Primero, el infierno que padecemos actualmente (¿qué más tiene que pasar para que dimita el Gobierno en pleno y se convoquen elecciones?). Segundo: el Purgatorio, donde «purguemos» nuestras culpas, que son muchas. Y pienso en Mariano Rajoy y sus cuatro años de mayoría absoluta. No criticaré a nuestro paisano: él arregló las cuentas y propició que España arrancase económicamente, además de no consentir la intervención europea. Sin embargo, queda el regusto amargo de todo lo que se pudo hacer y no se hizo. La herida de no haber trabajado la ideología, las ideas. El disgusto de que Rajoy, más bien Sáenz de Santamaría, alentase (salvándolos económicamente) unos medios de comunicación que finalmente se revolverían contra él y su partido. Y tras Rajoy vino el actual presidente del Gobierno y su flaqueza. El hombre que solo ganó las elecciones del año 2019 en ámbito general (todas las demás las perdió) seguirá al mando de la nave sin remisión. Dicen que es posible que sea imputado. No importará. Como no importará todo lo que Aldama tire de la manta. Nada importa en esta España sumisa y anestesiada (¿qué pasaría si fuese el Partido Popular el que estuviese en medio del lodazal en el que están sumidos Moncloa y Ferraz?).

Termino recordando el último de los cantos de la Divina Comedia: el Paraíso. Allí solo llegaremos, como Dante, cuando estemos libres de todo pecado. Será tardía la llegada. Porque el pecado, en esta España caduca moralmente, es el aire de cada día.