
Todas las crónicas coinciden. Llegaron los socialistas a su congreso federal con caras largas y rictus de corderos degollados y lo clausuraron el domingo al borde de la euforia, animados a plantar batalla a la
Todas las crónicas coinciden. Llegaron los socialistas a su congreso federal con caras largas y rictus de corderos degollados y lo clausuraron el domingo al borde de la euforia, animados a plantar batalla a la