Los humoristas Martes y Trece fueron los primeros humanos que pisaron la Puerta del Sol en Nochevieja para la retransmisión de las campanadas en Televisión Española. Empezaba entonces el año 1991 y la actuación del dúo fue histórica, porque lo que hasta entonces había sido siempre un plano fijo del reloj y la locución de una voz en off se convirtió en un espectáculo cómico, rompedor e inesperado. Por ese balcón fueron desfilando, año tras año, muchos presentadores con una fórmula que fue dejando un poso más o menos solemne y previsible. Y las privadas fueron abriendo sus propios miradores con vistas y replicando la ceremonia, aunque nada parecía eclipsar a una Anne Igartiburu de rojo Caprile. El único revulsivo que ha habido en los últimos años ha sido el cebo del vestido de Cristina Pedroche en Antena 3 y la audiencia lo premió, en parte, por ver lo que la presentadora enseña y, en parte, por salir de la monotonía del carillón, los cuartos y las uvas de la suerte. Pase lo que pase este año con la pareja imprevista de David Broncano y Lalachus, haya más espectadores afines o más refractarios a su forma de hacer televisión, TVE ya ha pegado un volantazo repentino. Y ha dejado claro, una vez más, que la nueva dirección del ente público no esperará de brazos cruzados a ver cómo la cadena pierde audiencia y languidece frente a la competencia.