¿Conseguirá Putin hacerse con Georgia?

Iago Bañobre Couce ABOGADO EN EL BEI DE LUXEMBURGO. (ESCRIBE A TÍTULO PARTICULAR)

OPINIÓN

Sergey Bobylev | REUTERS

17 dic 2024 . Actualizado a las 11:01 h.

Georgia, la república, es un país que no ha tenido mucha suerte en el reparto de vecinos, Rusia por el norte y Turquía por el sur, también tiene frontera con Armenia y Azerbaiyán, decididamente no es un entorno sencillo. Tras el desmoronamiento de la Unión Soviética, Georgia recuperó su independencia y nuevas dinámicas agitaron su espacio político. Gobiernos nacionalistas y pro-rusos se han venido alternando desde entonces, entretanto, las provincias georgianas de Abjazia y Osetia del Sur de facto se han independizado de Tiflis con el apoyo militar ruso.

 Georgian Dream es el partido en el Gobierno desde 2016, su fundador Bidzina Ivanishvili, hizo fortuna en Rusia aprovechando el colapso del bloque soviético. Los gobiernos de Georgian Dream han intentado compatibilizar una declarada voluntad de unirse a la OTAN y a la UE, con la determinación de normalizar relaciones con Rusia, sin embargo, el acercamiento a Rusia se ha hecho evidente en los últimos años. Georgian Dream volvió a ganar las elecciones parlamentarias del pasado octubre bajo acusaciones de fraude electoral e interferencia rusa. La primera medida que el Gobierno ha anunciado es la suspensión del proceso de acceso a la Unión Europea tras varios años de negociaciones. Esta decisión ha sido la gota que ha agotado la paciencia de muchos georgianos, que se manifiestan de forma masiva desde hace varios días. El Gobierno ha respondido con inusitada brutalidad ejercida por las fuerzas policiales, y con la detención de gran número manifestantes, incluyendo miembros destacados de los partidos opositores.

Georgia se encuentra en un punto de inflexión, de lo que suceda en los próximos días dependerá que el país caiga de un lado de la historia o del otro. Ucrania, Moldavia, Armenia, Georgia son todas diferentes versiones de la misma cuestión. ¿Es la pulsión autoritaria de ciertas élites más poderosa que el atractivo que las democracias liberales proyectan para gran parte de la población de esos países? Rusia parece tener una opinión al respecto.

Del futuro de Ucrania dependerá el futuro de la región. Asimismo, si Georgia se entrega ahora al autoritarismo y a operar como un apéndice ruso, entonces el Kremlin se habrá cobrado una pieza fundamental en el conflicto que sostiene con Occidente desde hace tiempo.

En este escenario, la UE debería estar actuando con determinación. La Unión Europea y sus países miembros tendrían que estar a estas horas solicitando unas nuevas elecciones y aprobando sanciones contra miembros de Georgian Dream, deberían estar proporcionando visibilidad a los partidos de la oposición, y urge anunciar pasos concretos para avanzar en el proceso de ingreso a la Unión Europea de darse un cambio de gobierno. Ya llegamos tarde.

Uno de los elementos más llamativos de las protestas en las calles de Georgia es la profusión de banderas europeas, ondeadas junto a la bandera georgiana. La bandera europea como símbolo de libertad y como aspiración, resulta una imagen poderosa. La UE sigue proyectando una visión de prosperidad, la unión es un instrumento poderoso porque es atractiva. Los de dentro es posible que nos hayamos olvidado, por eso es oportuno que nos lo recuerden desde fuera, unos jóvenes georgianos en unas barricadas. La ilusión y el entusiasmo son bienes escasos en estos tiempos, los ciudadanos europeos haríamos bien en prestar atención a quien posee ambas cosas en grandes cantidades. Georgia es una magnífica oportunidad para detener la deriva iliberal en Europa y sus confines, puede resultar además una fuente de inspiración. No ayudar a Georgia en este momento sería un gran error, y Europa se está quedando sin margen para cometer errores.