El mundo alberga arrepentidos que un día han visto la luz y han intentado enmendar los atropellos cometidos en su trayectoria, nunca se sabe si por contrición genuina o por ansias de venganza. No faltan gurús tecnológicos que ahora nos ilustran con que las redes sociales que contribuyeron a diseñar no fueron pensadas para nuestro provecho, sino en un intento de que invirtamos en ellas el mayor tiempo posible. Generar adictos de cualquier edad y condición es lo que sostiene el negocio.
Como preludio del Black Friday y el atracón de compras navideño, Netflix ha estrenado el documental ¡Compra ahora! La conspiración consumista, un espacio de testimonios de trabajadores de grandes marcas conducido por un asistente virtual y dirigido por el ganador de un Emmy Nic Stacey. No nos cuenta nada que no supiéramos e intuyéramos sobre las estrategias del márketing, aunque la emoción de estrenar algo sea para algunos mucho más poderosa. Revela que, como era obvio, las compras con un solo click se diseñaron para que el público pudiese adquirir fácilmente los productos que necesita junto con unos cuantos más que no precisa. Que los equipos de fútbol cambian tantas veces de camiseta solo para generar deseo e ingresos. El documental enseña que el consumo y la producción que mueven la economía tienen una cara B que nos acerca a la avalancha apocalíptica que pintaba Wall E.