Disfrute en Navidad sin perjudicar su metabolismo
OPINIÓN
Se acerca la Navidad, y empezamos a preparar los menús con los que vamos a celebrar estas fiestas. ¿Cómo afecta realmente estas celebraciones a nuestra salud metabólica? Durante la Navidad, el consumo de calorías puede aumentar hasta un 30 % respecto a los días normales, y también aumentan el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y sal. Además, el alcohol, que acompaña con frecuencia estas celebraciones, añade un aporte extra de calorías sin valor nutricional y afecta negativamente a nuestra salud. Algunos estudios nos han demostrado que este exceso de calorías, junto con la pérdida de calidad nutricional de la dieta, pueden provocar aumentos de peso, de la glucosa, de la presión arterial y de los niveles de colesterol LDL (comúnmente conocido como colesterol «malo»). Estos cambios son especialmente peligrosos para personas con factores de riesgo preexistentes, como hipertensión o diabetes, y pueden contribuir al aumento de eventos cardiovasculares, como infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares, que algunos estudios han detectado durante el período navideño.
Aunque estos datos puedan resultar alarmantes, no debemos dejar que nos amarguen la Navidad. Existen estrategias sencillas que pueden ayudarnos a disfrutar de estas fiestas sin descuidar nuestra salud metabólica. Por ejemplo, moderar las cantidades que comemos nos permitirá disfrutar, especialmente si elegimos platos tradicionales de nuestra dieta atlántica tradicional. Beber con moderación, limitando el alcohol a una copa de vino en esas comidas especiales. Y, sobre todo, mantenernos físicamente activos durante estos días de asueto.
La Navidad es un momento para disfrutar con los seres queridos, y una alimentación equilibrada no tiene por qué ser una restricción, sino una forma de cuidarnos para compartir muchas más Navidades en el futuro. Pequeños cambios en nuestros hábitos pueden marcar la diferencia y ayudarnos a comenzar el nuevo año con energía y salud. Porque, parafraseando a Rousseau, el secreto de la felicidad es la moderación.