A salvo

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

OPINIÓN

Adrián Irago | EUROPAPRESS

24 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

E

El Sol cabalga sobre el trópico de Capricornio, la Luna se esconde detrás de las nubes grises y los humanos buscamos refugio al calor de la lumbre y de los rincones íntimos más confortables. El solsticio nos ha traído unos días de respiro de la tan agitada actualidad, que da la sensación de que muerde, como aquella hidra que con sus siete cabezas y aliento venenoso custodiaba el inframundo. Y todo ello en un escenario en el que cada mañana te están esperando los algoritmos, como el raposo aguarda agazapado a que la gallina salga distraída al campo. Somos carne del tecnofeudalismo.

Quien domina los océanos domina el mundo. Ahora los mares son cosa de los gigantes tecnológicos, que deciden por uno lo que queremos ver y entender. Y así la política se ha convertido en una suerte de plató en el que prima la lucha encarnizada por la intención de voto, al margen del devenir ciudadano. Desde primeras horas de la mañana te lanzan al abismo de una confrontación sin tregua, unas agresiones verbales que hieren el sistema límbico, ese lugar del cerebro que gobierna nuestras emociones. La paz y los derechos humanos, que han inspirado los mejores tiempos de la historia, empiezan a ser conceptos vagos e imprecisos. Los adulteran tanto que empiezan a sonar a palabras huecas. Como las viejas medallas de los héroes que con el tiempo se venden como baratijas. Menos mal que estas fechas nos distraen del inmisericorde odio que exhalan los sillones forrados de la Carrera de San Jerónimo. Hay a quien no le gusta la Navidad, pero es el refugio ideal para mantenernos a salvo de sus iracundas señorías. Feliz Noiteboa.