Meirás para su legítima propietaria

José María Paz Gago ASOCIACIÓN PROLEGADO EMILIA PARDO BAZÁN

OPINIÓN

María Pedreda

31 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ahora un siglo, en la portada de La Voz de Galicia del 30 de junio de 1924, podía leerse una afirmación de veracidad incuestionable: «Las Torres de Meirás, son en sí una evocación, son siempre un recuerdo de ese genio grande de una insigne escritora gallega: la condesa de Pardo Bazán». Pocos años más tarde, el 4 de junio de 1937, en la primera plana de este mismo periódico se hacía una acertada premonición sobre las Torres de Meirás las cuales, según el anónimo redactor de la Voz, «merecen ser convertidas en museo por los tesoros artísticos, bibliográficos y arqueológicos que en ellas se han acumulado».

Pero la historia no ha dado la razón a aquellas premoniciones del principal periódico gallego ni al sentido común ni al sentir de muchos coruñeses, pues el Gobierno de España ha decidido hacer de Meirás un «espacio de memoria democrática», dedicado a evocar la figura de Franco en el cincuenta aniversario de su muerte. Tal decisión política implica el ocultamiento intencional de quien levantó las Torres de Meirás y quien las dotó de un patrimonio paisajístico y artístico, literario y bibliográfico único. Si a alguien hay que recordar en este singular paraje de las Mariñas es a su creadora y legítima propietaria, Emilia Pardo Bazán, y solo a ella porque bien lo merece.

Ante la reacción de asociaciones e instituciones, estudiosos y lectores de doña Emilia, tanto el alcalde de Sada, Benito Portela, como la subdelegada del Gobierno en A Coruña, María Rivas, sostienen que es compatible dedicar Meirás a las víctimas del franquismo con el recuerdo de Pardo Bazán. Ironías crueles de la historia que estos políticos sin duda ignoran, la familia Quiroga Pardo-Bazán fue víctima no de Franco sino de los milicianos republicanos que asesinaron vilmente al único hijo varón y al único nieto de la escritora, extinguiendo de ese modo a tan ilustre familia.

Además de manifestar una actitud machista, relegando la obra de una escritora mujer, adalid del feminismo, la operación para hacer de Meirás un mausoleo dedicado a las víctimas del dictador, conlleva una indigna humillación a la descendencia de Pardo Bazán, víctima del bando contrario. Como es sabido, en agosto de 1936 tanto Jaime Quiroga y Pardo-Bazán como su hijo todavía adolescente Jaime Quiroga y Esteban-Collantes, fueron conducidos ante el Comité Provincial de Investigación Pública establecido en la Checa de Bellas Artes para ser torturados por elementos del Frente Popular, fundamentalmente de la CNT-FAI. De allí fueron llevados al parque de la Bombilla (no en la Plaza de España o en la Pradera de San Isidro como se ha venido afirmando) por las Cuadrillas del Amanecer donde fueron ejecutados con extrema crueldad, según los testimonios recogidos por Francisco Camba.

Aunque resulta incomprensible que la morada de una familia extinguida de forma tan atroz vaya a ser convertida en espacio de rememoración de sus verdugos, lo cierto es que Meirás debe ser un lugar de reconciliación y de cultura, de reivindicación de los valores que representó su creadora: el feminismo y el papel de la mujer en la sociedad, la tolerancia y la concordia, la educación y la reivindicación de la literatura y el arte. De esa gestión solo puede hacerse cargo el Gobierno gallego, cuya autonomía no está siendo respetada en el caso sangrante de las Torres de Meirás.