Los acontecimientos que se acumulan en la vida real se están transformando en un cruce inquietante entre un capítulo de Black Mirror y una escena cómica de Saturday Night Live. La serie distópica llegó, triunfó y, por ahora, se acabó, pero las risas del veterano programa de humor siguen ahí, chispeantes y terapéuticas, desde hace medio siglo. En directo, desde Nueva York, cada sábado a lo largo de cincuenta años en la televisión de Estados Unidos se crea la magia de la comedia en un programa inimitable que este fin de semana celebra por todo lo alto que sigue vivo y coleando con su fórmula magistral de monólogo, sketches y actuaciones musicales.
Además de aspirar a ser un triunfador hecho a uno mismo, el sueño americano incluye ser el anfitrión de SNL al menos una vez en la vida. Las grandes estrellas del entretenimiento han pasado por allí. Hasta Elon Musk acudió como invitado y pronunció el monólogo inicial, no sin antes ridiculizar a sus guionistas, como Yolanda Ramos en los Feroz. También Trump ha sido un personaje muy presente, un par de veces en carne y hueso y muchas decenas como parodia.
La gran fiesta de cumpleaños empezó el viernes con un macroconcierto icónico en directo y para este domingo preparan un especial de tres horas que promete hacer historia de la televisión.