El día en que se quebró el futuro

Xose Carlos Caneiro
xosé carlos caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

El presidente de Vox, Santiago Abascal, observa al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras interviene desde su escaño en el Congreso de los Diputados
El presidente de Vox, Santiago Abascal, observa al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras interviene desde su escaño en el Congreso de los Diputados Eduardo Parra | EUROPA PRESS

03 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Era el año 1969. Se publicó entonces Conversación en la catedral de Mario Vargas Llosa. Al comienzo, la novela nos pregunta a los lectores, literalmente, cuándo se «jodió» el Perú. Disculpen el verbo, pero es el sintagma usado por el genio peruano. Siempre he sentido gran afecto intelectual, absoluta admiración, por él. Fue Vargas Llosa quien abrió el camino a todos los escritores hispanoamericanos que vinieron detrás. Fue el más laborioso y diligente. Su obra es inmensa. Y la parte de ella que corresponde a los últimos años, por desigual, no oculta el talento y la grandeza de todo lo precedente. Quizá Vargas Llosa aún hoy desconozca cuándo se fue su Perú al desfiladero del olvido, o la decadencia. Creo que a estas alturas ya no le interesará demasiado. Sin embargo, a los españoles sí debe interesarnos cuándo todo nuestro futuro se degradó.

Concretamente, el 17 de diciembre del 2013. Ese día se fundó Vox, el partido que desde entonces destrozó el porvenir de España. Y no lo digo porque piense que albergan malas intenciones (creo, sinceramente, que los mueve un afán loable). Lo digo, simplemente, porque son la coartada de Sánchez para perseverar en la presidencia del Gobierno. Será así hasta el 2027. Y Sánchez ondeará de nuevo la bandera de su único lema electoral: «Que viene la ultraderecha». Son muchos los que lo creen. Y más observando el panorama electoral de la Unión Europea. Los resultados en Alemania han sido contundentes. Los que están a la derecha de la derecha han doblado sus votos. Sánchez, encantado. Y más encantado está cuando Vox persevera en mostrarse como un partido aquiescente, y solidario, con Putin. Cuando acompaña a Trump en las duras y en las maduras. Cuando ha hecho de la radicalidad su único relato y su único discurso. Así los quiere el presidente Sánchez. Sánchez, en realidad, no precisa a sus socios para ser presidente. Lo que necesita es que Vox se mantenga, o avance, o no desaparezca entre los hilos del Partido Popular.

El día en que se quebró el futuro de España fue el día en que nació Vox. El día, también hay que decirlo, en que el PP no hizo nada para impedirlo. La ruptura de la derecha ha sido la ruptura de toda condición lógica en política. El que gana no puede gobernar (en Alemania sí lo hará). El que gana está apartado de toda posibilidad de gobierno (176 diputados) porque, contra Vox, todos pactarán.

Los alemanes, más prácticos, han tenido claro desde el primer instante su futuro: gran coalición, gobierna el más votado, y nada importa que la socialdemocracia (los socialistas alemanes) hayan caído hasta el 16 % de los votos. Importa la nación. Por eso gobernará la derecha con el apoyo de la izquierda. Aquí, imposible. Sánchez lo sabe. Y esa imposibilidad es la que explotará hasta el año 2027. Yo he perdido toda esperanza de una convocatoria electoral previa. Vox ha hecho presidente a Sánchez. Aquel 17 de diciembre se quebró nuestro futuro.