El papa, entre la vida y la muerte

Celso Alcaina DOCTOR EN TEOLOGÍA Y FILOLOGÍA OFICIAL DEL VATICANO CON PABLO VI

OPINIÓN

CONTACTO vía Europa Press | EUROPAPRESS

14 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2014, solo un año después de su elección, el papa Francisco pronosticó que su reinado sería breve, uno o dos años, decía. Lo comunicó al periodista y escritor Nelson Castro, autor del libro La salud de los papas (2021). Su edad y sus achaques están en la base de su prematura convicción. Seguro que Francisco se considera bien pagado por la naturaleza con los 12 años en el ejercicio de la máxima responsabilidad dentro de la Iglesia católica.

La prolongada hospitalización y deterioro de Francisco reabre una situación desconocida, aunque no nueva, en el Vaticano. Por mi pasado de oficial del Santo Oficio y dentro de los muros vaticanos, fui testigo y conocedor directo del declive de Juan XXIII y de Pablo VI. Los protocolos de la curia eran los mismos que los que ahora conocemos con Francisco, pero no se publicitaban.

El respectivo papa, enfermo, inhabilitado, estaba prácticamente ignaro de cuanto sucedía a su alrededor. Pero la curia seguía funcionando. Un «valido», no siempre cardenal, tomaba las riendas y daba por aprobado o decidido cuanto estimaba acorde con la mente y trayectoria del enfermo jefe. Es cuanto acontece en cualquier monarquía.

La incapacidad de Francisco para gobernar no lleva consigo un vacío de poder en la Iglesia Católica, como tampoco sucede en «sede vacante». Solo que ahora se hace creer al mundo que el papa personalmente actúa.

Hace pocos días, Francisco nombró un obispo para la diócesis de Albacete. Otros decretos y decisiones surgen después de que el secretario de Estado, cardenal Parolín, y otro curial lo visiten en el policlínico Gemelli. Con Montini, una situación semejante, aunque secreta, duró un par de años. No digamos cuando Pío XII.

La Iglesia no es el papado. Tampoco una monarquía es un monarca. A rey muerto, rey puesto. Los católicos nada tenemos que temer, nada por lo que estar preocupados. Observamos que son muchos los católicos que, en Roma y en todo el mundo, rezan por Francisco. Las oraciones sirven a los orantes como desahogo y como demostración de afecto. Por lo demás, sabemos que la oración de impetración tiene nulos resultados ante los acontecimientos naturales.